Que Kamala Harris, candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos al lado de Joe Biden, haya salido en Converse con traje dice mucho en un contexto donde la política es representación a través del vestido. Trump vs. Biden: El relato político a través de la moda se renueva
Sobre todo, cuando en contraposición con Melania Trump, bastante criticada por ir a atender la emergencia del Huracán Harvey en 2017 con stilettos (entre otros gestos fatales, como el de la infame chaqueta con la que fue a visitar a niños refugiados e inmigrantes).
Trump vs. Biden: El relato político a través de la moda se renueva
La senadora fue vista como práctica, cercana a la clase trabajadora, sobre todo a las mujeres, que han tenido que, durante décadas, conmutar su trabajo con su faceta de madres.
Este y otros atuendos que llevan miles de mujeres en su país (por ejemplo, Melania usó una chaqueta verde militar para atender los incendios de California), cuentan como un gesto de solidaridad, empatía y acercamiento con un grupo de votantes (cientos de miles) en un país donde la apariencia de sus políticos cuenta tanto como lo que dicen, más aún en plena época de elecciones, donde cada aparición de los contendientes y sus posibles colaboradores es completamente analizada, como antes lo fue Hillary Clinton en su contienda contra Trump hace cuatro años.
El vestido, claro, es importante en la política desde los albores de las primeras civilizaciones. Pero en Estados Unidos, su ejemplo más claro fue el del ideal que representaron John F. Kennedy y Jackie como la pareja joven y dinámica de los optimistas años 60, así como Nancy y Ronald Reagan con su conservatismo enérgico en los años 80 y Michelle y Barack Obama al rescatar la multiculturalidad y diversidad, y la inclusión, que quisieron proyectar en el mandato de este último a comienzos de este siglo.
Estos ejemplos históricos iban en consonancia con el por qué para los electores y la sociedad el atuendo de un político decía más de lo que ellos mismos podrían expresar con palabras, en la columna de política y estilo de Vanessa Friedman de The New York Times a propósito de los artículos que se han generado con Trump y Biden (y sobre todo de Kamala Harris) en los últimos meses: “No es decir que las corbatas son más importantes que una propuesta política y por supuesto, la sustancia viene antes que el estilo, pero esta no existe independientemente de él”, afirmaba, mientras subrayaba que era sexista fijarse solo en los atuendos de una política, cuando en los cargos públicos se debían establecer los mismos parámetros para debatir con los políticos de género masculino.
Y esto no solo se extrapola a las corbatas o trajes.
Es claro que también se complementa con los gestos, al ser el cuerpo el portador y herramienta de ese vestido. Robin Givhan, reputada crítica de moda del Washington Post , por ejemplo, destrozaba a Donald Trump en su última aparición “post-Covid” por su arrogancia ante su esfuerzo de “solo lucir bien” y proyectar la imagen de invulnerable ante una pandemia que ha matado más de 200 mil estadounidenses. “Él no lucía bien, lucía atrapado. Desesperado. Patético. Débil. No porque estuviera enfermo o porque finalmente luciera un tapabocas, sino porque en vez de hacer el duro trabajo de aceptar sus vulnerabilidades con la enfermedad, se apoyó en la fuerza y profesionalismo de los agentes del Servicio Secreto. Y en lugar de concentrarse en la humilde tarea de mejorar, estaba consumido por el deseo de simplemente verse bien. Trump trabajaba duro en pretender ser duro en el trabajo”, afirmaba en su pieza viral.
Estos análisis serán cada vez más puntillosos y objetos de conversaciones virales a medida que avance la carrera por la presidencia, aunado eso a las tensiones raciales y políticas que se han visto en el país durante todo este año y en donde “vestirse como el resto” se ve mucho más genuino y honesto que cualquier gesto de simulada empatía que ya no convence.
De hecho, el 68% de los estadounidenses, según una encuesta de ABC e Ipsos, ya no creía en las palabras de Trump ante la pandemia.
Pero si la gente no cree en las palabras, al menos sí lo hace en los objetos, piezas fundamentales para expresar también su sentir político.
De la aparición a la pieza
Estos vaivenes de los votantes se han trasladado a prendas con diseño, merchandising (incluso Alexandra Ocasio-Cortez tiene su propia tienda) y productos ingeniosos de moda o más sencillos para acercar a los votantes a que ejerzan su derecho político y a su candidato de elección.
De hecho en muchos portales de moda y marcas se pueden ver enlaces para votar. E incluso, llegan a ser símbolos políticos y reflejos de una sociedad para luego ser productos simbólicos de moda , como se vio con el gorro MAGA (Make America Great Again), lema de campaña de Trump, que tuvo beneficios de 45 millones de dólares, según le dijo Brad Parscale, jefe de campaña del presidente.
Este gorro lo reinterpretaría la marca Public School para 2017 en su pasarela, con un mensaje más integrador y totalmente distinto a las políticas de Trump y fue una de las piezas de la exposición “Power Mode: The Force of Fashion”, del Fashion Institute of Technology (FIT).
En este contexto, aún no hay una pieza que determine cuál puede tener una relevancia en términos de moda y política como este gorro rojo y el “pussy hat” rosado que surgió como símbolo opositor, pero ya en esta elección se ve que varias sí están hechas para reaccionar ante cada gesto u aparición (de nuevo) de los candidatos. Cuando se supo que Trump solo pagó 750 dólares en impuestos, por ejemplo, se vendió la camiseta con el logo: “Pagué más impuestos que Donald Trump”. Y en Etsy se puede encontrar (tan solo hay que clickear Biden) todo tipo de camisetas, hoodies y otras piezas con tipología y figuras de la cultura popular contra el candidato o a su favor.
Por otro lado no solo quiénes votan sino cuántos a favor de cada candidato es fundamental. De ahí que la preocupación por el voto sea legítima, teniendo en cuenta que hace cuatro años la participación electoral en el país tuvo su punto más bajo en veinte años, mostrando que solo el 55% de los estadounidenses en capacidad de votar lo hizo.
Y por eso hay tantos mecanismos digitales como celebridades impulsando a votar y en la moda incluso se han creado estampados, como el que hizo Christian Siriano en la última Semana de la Moda de Nueva York, con la palabra “Vote” y que ya han usado Laura Linney y Julianne Moore.
¿Tendremos otros cuatro años más del icónico gorro rojo, o de una probable futura vicepresidenta en perlas, trajes y Converse? Solo los votantes lo dirán y ellos son los que en última instancia reflejan con su vestuario y el cómo lo consumen, así como sus candidatos, el advenir de su sociedad y la dirección que su país tendrá en el futuro.
4 preguntas a:..
Jeniffer Varela Rodriguez, master MA en Fashion Studies, Parsons.
¿Por qué las marcas de moda, plataformas, esta vez están tan concentradas en la elección? Incluso algunas facilitan el enlace para registrarse.
–Porque esas marcas saben a qué mercado le están apuntando. Esta elección en Estados Unidos ha dividido al público a tal punto que la gente piensa en política todo el tiempo. En este país es muy común la expresión ‘vote with your dollar’, que significa apoyar o consumir productos o marcas basados en sus inclinaciones políticas. Hoy en día hay hasta aplicaciones que te dicen qué porcentaje de donaciones a un partido político hizo una marca, y la gente consume con eso como un factor de peso.
En cuanto a la votación, especialmente las marcas que tienen como target a la generación Z, saben que esa población es muy dada a la apatía electoral, por eso las campañas para invitarlos a registrarse están en todos lados, desde Facebook hasta Yelp, y hay colecciones cápsula invitando a votar.
¿Qué implica para las marcas tomar posicionamiento político?
–Implica sectorizar muy bien su público objetivo. Cuando una marca (que no han sido pocas) da a conocer sus lineamientos políticos, demarca cuáles son los clientes que los van a apoyar en el futuro. También es posible que, dependiendo de la originalidad con la que tomen esta posición, se vuelvan virales y cobren importancia. Y también está la posibilidad de que a raíz de esta nueva posición política surjan acusaciones del pasado en donde no fueron tan políticamente correctos. Pero cualquiera que sea la motivación, en un clima como el de este país es importante y es un riesgo que mucha gente está tomando.
¿Por qué se ha comenzado a analizar el look de Kamala Harris y qué implica esto?
–Es una constante cuando la que se une a la carrera política es una mujer, la única en esta elección en el caso de Kamala Harris. Kamala es, además, una mujer afroamericana que viene de un estado supremamente liberal, entonces sus elecciones son estudiadas con mayor cuidado.
El hecho de que una mujer siga siendo analizada en materia de vestuario y un hombre no, nos habla del machismo rampante que existe en la política y Estados Unidos no es la excepción.
La buena noticia es que Harris se ha mantenido fiel a su estilo de vestir moderado y sabe que su trabajo, al menos en este momento, no es brillar. Es muy probable que veamos más sobre esto en el futuro (si su partido gana la presidencia), pero al menos no ha sido una constante como en el caso de otras candidatas anteriores.
¿Cuál es la diferencia de Kamala con otras líderes políticas que le han precedido?
–Hasta ahora no ha habido mucha atención sobre la estética de Kamala, especialmente porque ella está en una carrera por un puesto que se considera secundario.
Sin embargo, ha cultivado esta imagen de una mujer fuerte e independiente (es senadora y fue fiscal), que es muy probable tenga más responsabilidades de ser electa. No la vamos a ver haciendo diplomacia (eso seguramente estará reservado para Jill Biden), pero sí la veremos al frente y al centro en las decisiones importantes. Hablando de la ropa, estoy segura de que veremos guiños a diferentes formas de pensar, pero nada fuera de lo común.
Su experiencia como servidora pública ha domado su estilo personal, y seguramente será así de aquí en adelante.
3 colecciones que invitan a votar
Fashion Our Future 2020
Esta colaboración cápsula está integrada por Abrima Erwiah, fundadora de Studio 189, junto con la organización política Voto Latino, cofundada por la actriz Rosario Dawson.
Ahí han incluido a varios diseñadores, desde Fe Noel y Off WHITE, con piezas como bolsos, camisetas y pañoletas (que van desde los 20 hasta los 98 dólares) y que se encuentran en TheRealReal :https://www.therealreal.com/sales/fashion-our-future-2
Time to Vote, de J Crew
La marca casual ha sacado camisetas para hombre y mujer de 39.50 dólares, así como tapabocas para que la gente vaya a votar. Se encuentran acá: https://www.jcrew.com/s/vote
Levi’s VOTE
La legendaria marca de dénim sacó una colección cápsula para incentivar al voto. Hay bolsos tote, camisetas, hoodies y sus trucker jackets, bastante icónicas, de 168 dólares, que invitan a ejercer el derecho ciudadano. Se encuentran aquí: https://www.levi.com/US/en_US/levis-vote-collection/c/levi_clothing_vote_us