Aunque se atrevía a usar color y también usaba varias marcas de diseñador que no solo se limitaban a la industria estadounidense, Michelle Obama ya era un ícono de moda, pero dentro de su papel como primera dama. Luego de la salida de Barack del poder, se ha arriesgado más, haciendo que sus looks sean edgy y sigan causando revuelo mediático debido a los riesgos que ha tomado para seguir marcando la diferencia con su estilo.
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Por eso, en la exitosa gira que sucedió a la promoción de su libro (“Becoming”), se ve a una Michelle mucho más relajada, pero también mucho más poderosa y aspiracional. Se libera de esos looks que la equipararon a Jackie Kennedy para enfundarse en botas Balenciaga brillantes de más de 3 mil dólares o un corsé statement en su portada de la revista Elle. También se ha quitado esa imagen preppy para mostrar, cada vez más, lo que quiere representar con la moda: su posición política, tal y como pasó con el vestido de Rachel Comey que usó en el Día Internacional de la Niña o al declarar que los diseñadores que la visten tienen métodos éticos de producción. Se ha mostrado dueña de su propio relato y también amante del riesgo: fue inolvidable su traje brillante en los Grammy pasados.
La responsable de su estilismo, desde los tiempos de la Casa Blanca, es Meredith Koop, su estilista, quien ha creado todos sus nuevos looks, en un tono mucho más viral y casi desafiante a lo que se había visto con sus predecesoras, al mostrar sus estilismos de manera menos formal y sí más al estilo de los concept arts de las grandes casas de moda de la actualidad. Athleisure, cutouts, boleros, brillo. Michelle sabe que ella aspira a ser conocida por ella misma y no por el rol que desempeñó tan exitosamente, en términos de estilo, en tan solo ocho años. Y que aún sabe generar debate y lecturas con todo lo que usa. Akris, Christopher Kane, Christian Siriano, entre otros creadores, son ahora parte de una marca personal que muestra que ella se ha creado un nombre por sí misma más allá del de su marido. Y que sigue haciéndolo como le plazca cuando muchas de sus antecesoras tuvieron que mantener un cierto nivel de corrección durante toda su vida y al salirse del molde pagaron un alto precio por ello.
P y R
Jeniffer Varela, periodista y MA, Fashion Studies, Parsons
¿Por qué Michelle Obama ha causado más revuelo ahora que cuando era primera dama si hablamos de sus looks? Por ejemplo, sus botas Balenciaga.
– Porque ahora tiene más ‘licencia’ para arriesgarse. Como primera dama ella cumplía un papel de diplomática básicamente, ahora tiene más libertad. Sin las tareas políticas sigue teniendo los ojos del mundo encima por su halo de ‘rockstar’, que además se confirma por las exitosas ventas de su libro y la masiva asistencia de la gira del mismo, no olvidemos que fue en Nueva York, la capital de moda del mundo, donde apareció con unas botas Balenciaga brillantes.
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¿Cuáles han sido sus cambios más sustanciales de estilo al dejar el cargo? – Crees que ahora aprovecha más su Instagram? Cómo ha manejado el tema de sus looks y redes sociales?
–En sus prendas básicas no ha habido un gran cambio porque sigue apostando por prendas con gran ajuste que favorecen su figura (la de una mujer alta que destaca en cualquier lado). Pero el mayor cambio está en los detalles. Fíjate en el uso del color: ahora apuesta más por rojos, azules, morados, cosas que antes mantenía en el rango de los neutros. Las uñas me han causado mucha curiosidad. Pasó de tenerlas casi siempre ‘nude’ y con un largo moderado a tenerlas de colores y un poco más largas. En cuanto a sus redes sociales no creo que esté haciendo un trabajo más arduo, sin embargo debido a su estatus de celebridad, es muy fácil que cualquier cosa que comparta se viralice, y eso sí que lo aprovecha bien: posicionando personajes e imágenes que sabe se regarán rápidamente por la red. No se trata de cantidad, pero sí de calidad, y cualquier post suyo tiene aire de noticia.
¿Por qué ella sigue siendo tan relevante en Estados Unidos con sus looks? ¿Qué representa ella en el ámbito de lo público a través de la moda?
–En una panorama político tan convulsionado como el de Estados Unidos, el matrimonio de los Obama se consolidó como una pareja cercana a la gente, con la que se podía hablar y lo más importante, con la que muchos se podían identificar. Y mucho de esa condición que los estadounidenses llaman ‘relatable’ fue gracias a Michelle Obama, que se ponía jeans de J Crew para ir a las escuelas a hablar con los niños o a sembrar vegetales en su huerta. Ahora el país no tiene eso. Tienen en cambio una primera dama que nunca dejó de ser la esposa de un millonario y que comete errores como ir de tacones a visitar un albergue por inundación, o usar un abrigo de miles de dólares en una conferencia política. Para muchos Michelle Obama nunca dejó de ser relevante porque representa el anhelo de la figura que estableció y que mucha gente quiere de vuelta. Y ella ha sabido capitalizar eso con su libro, que complementa con giras multitudinarias primero en EU y ahora en Europa.