La historia de Christine Hallquist rompe con el molde de cualquier político. A los 60 años inició su transición y dejó de llamarse David, para convertirse en una activista por los derechos de la comunidad LGTBI en respuesta a las polémicas opiniones del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Su candidatura hizo historia en agosto cuando alcanzó la nominación como aspirante a gobernador en el estado de Vermont, por el partido Demócrata. Por primera vez un transexual tendría la oportunidad de convertirse en funcionario por elección popular en ese país.
Llegar allí no ha sido un camino fácil, Hallquist denunció a medios estadounidenses que recibe al día cinco amenazas de muerte. Muchos la llaman “hombre disfrazado de mujer” e incluso le atribuyen enfermedades mentales.
Esperanza
Al día siguiente de haber sido nominada por el partido Demócrata, aseguró a The New York Times: “Mi victoria da esperanza a la comunidad transgénero”. Christine se refería al oscuro panorama que se cierne sobre esta comunidad con las propuestas de Trump, quien desea prohibir el cambio de nombre en los registros.
La candidata, quien tiene 62 años y es ingeniera electrónica, asegura que “en física cada acción tiene una reacción opuesta. Esta es mi reacción opuesta a la victoria de Trump en 2016”.
Una vida común
Los medios estadounidenses no han tardado en visibilizar la historia de Christine, graduada en la Universidad de Massachusetts, quien tiene tres hijos y sigue casada con su esposa de toda la vida.
Cuando inició su transición era CEO de la Vermont Electrical Cooperative y uno de sus hijos está haciendo un documental sobre cómo su padre se convirtió en Christine. El apoyo familiar ha sido fundamental para la candidata.
La ingeniera compite contra el actual gobernador de Vermont, Phillip Scott, quien milita en el partido Republicano. Ella misma confesó que votó por él, pero las furiosas declaraciones del actual presidente Trump la empujaron a nominarse para frenar sus intenciones de vulnerar los derechos de su comunidad.