Por Vanessa Arias, pedicurista de los centros Twentynails
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Cuando la temporada de verano se hace presente, llega el momento de lucir nuestros pies. La temperatura hace que deseemos usar zapatos abiertos y dejar a nuestros pies ventilados, por eso los talones se vuelven el foco de la miradas y es necesario mantenerlos en perfecto estados, alejados de las grietas que ocasionan la resequedad.
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1 Cremas específicas para pies
Aunque parece una obviedad, muchas personas recurren a cualquier tipo de crema (corporal e incluso facial) para tratar la sequedad en los pies o bien las grietas en talones. Tenemos que tener en cuenta que la piel no es igual en todas las zonas del cuerpo y los pies sufren numerosas fricciones en nuestro día a día que provocan asperezas o durezas con asiduidad.
2 Remedios caseros
Además de tirar de un clásico como la piedra pómez, que no puede faltar en ninguna ducha y más ahora en verano, existen muchos elementos y productos naturales para combatir este problema. Por ejemplo, una mezcla de limón, agua de rosas, glicerina y bicarbonato de sodio, que actúa como exfoliante, es perfecta así como mascarillas de aceite de oliva virgen extra que deben permanecer un buen rato sobre nuestros pies (preferiblemente de noche) y bien cubiertos por una toalla o similar, única manera de que estos la absorban y la hidratación sea completa.
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3 Cuidado con el tipo de calzado
La piel seca o xerosis de los pies, se hace frecuente cuando cambiamos el calzado de temporada. No se aconseja que los pies estén apretados y cerrados durante mucho tiempo, pero tampoco al aire libre en exceso o caminando largas horas. Deben evitarse las sandalias abiertas por la parte de atrás ya que provocan el que aparezcan grietas. Una buena opción es también alternar diferentes tipos de zapatos y no abusar de ninguno en concreto.
4 La alimentación es de vital importancia
La piel requiere de elasticidad, que también se obtiene de una óptima alimentación en la que no deben faltar ácidos grasos como el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos, el aguacate, el salmón u otros pescados. También frutas y verduras por su aporte en vitaminas y minerales como el zinc, clave para la salud de nuestros pies, y sobre todo mucho agua.