Por: Jessica Celis Aburto. Fotografías:
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Antonia Giesen quería estudiar Danza Contemporánea, pero dado el incierto panorama laboral y económico que tiene el oficio –y en general el arte en Chile– desechó esa posibilidad. «Me imaginé con una vida muy sacrificada», dice.
Finalmente su opción fue estudiar sicología. Está en el último año en la Universidad Alberto Hurtado, que acaba de retomar después de congelar unos meses para dedicarse de lleno a las grabaciones de «Sres. Papis» (Mega). «Congelé porque no conocía el ritmo de lo que sería el trabajo en TV, pero ahora que ya lo tengo asimilado me di cuenta que podía seguir estudiando igual. El tiempo es inestable pero si logras organizarte bien puedes hacer varias cosas. Además estoy tomando un curso de cine teórico práctico, una vez a la semana, para aprender otro lenguaje, porque mi única escuela hasta ahora ha sido la televisión».
A ella llegó gracias a su interés por el arte, y porque siempre ha estado rodeada por el mundo de la actuación en su círculo cercano. Fue precisamente a través de una compañera del Colegio Latinoamericano de Integración, la actriz Li Fridman («Papá a la deriva»), que se motivó a entrar al taller de actores que dicta Moira Miller en Mega. Nunca había tomado una clase de teatro. «Al principio no me tincó mucho. No estaba muy convencida, pero después dije ‘¿qué tengo que perder? Así es que mandé una foto con mis datos y me junté con Moira. Ahí partió todo. Al comienzo estaba asustada porque encontraba que estaba dando demasiado de mi intimidad. La creación, las artes, siempre hablan de un lugar muy íntimo de quien las ejecuta», reflexiona.
En la nocturna de Mega es «Coca Echeñique», hermana menor de «Amparo», la mamá muerta de «Lucas», el hijo de «Julián» (Simón Pesutic), con quien termina enredándose sentimentalmente.
Luego de todas tus aprensiones, ¿qué te pasa hoy al verte en pantalla?
Pensé que me iba a dar más pudor, pero me ha ayudado el ejercicio de revisarme en cada escena. Sí me ha pasado descubrirme actuando muy mal alguna vez, y ahí me ha bajado un pudor garrafal (risas). También me pasa algo súper potente con la «vida televisiva», ¡porque te ves en todos lados! Desde que te pones frente al espejo para que te maquillen hasta estar en la teleserie y en publicidad…
¿Y te reconoce la gente en la calle?
Sí. Y me ha pasado de todo. Desde gente amorosa que me da su buena energía hasta otros episodios que han sido una locura por la invasión a tu vida privada. Sobre todo me llama la atención la forma en que mezclen la fantasía con la realidad, y que hay gente que aunque ve que estás trabajando o en algo personal, te tocan e insisten que te tomes una foto. Es muy loco eso. Si yo quisiera una foto con alguien lo haría de una manera más cuidadosa…
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Ser mamá: su gran decisión
Antonia fue mamá de Mateo (6) a los 18 años. Estaba en Cuarto Medio cuando quedó embarazada, en el colegio Altamira, y el apoyo fue incondicional. Al igual que el que obtuvo de su familia y de su pareja. «En el colegio se portaron increíble, de hecho una de las primeras personas que supo que estaba embarazada fue la directora», recuerda.
¿Qué te dijeron tus papás?
De mi mamá hasta el día de hoy espero el reto (risas). Jamás me dijo nada malo. Fue súper cómplice y solidaria. En mi familia y la de mi pareja no tenemos ningún problema con el aborto, somos súper abiertos en ese sentido. Mi mamá me dijo que no iba interferir en mi decisión, y con el dolor de su alma, porque estoy segura que hubiese preferido que yo fuese madre después. Mi papá por su lado, extrañamente, siendo un hombre aparentemente súper racional y crítico, muy político, me dijo «hija, me parece una súper buena noticia para la familia». No lo podía creer, porque estaba en un lugar súper criticable.
¿Cómo ves hoy tu maternidad tan temprana?
Fue súper intenso todo. Mi proyecto de irme a estudiar Sicología a la UBA en Argentina se me iba y caí en shock algunos días, pero se me pasó y decidí con un nivel de certeza que nunca antes había tenido, que quería tener a mi hijo. Y mi pareja, que es súper potente, también decidió lo mismo. Me pasa con la maternidad joven, además, que independiente de que no puedes obligar a otro a decidir, cuando decides tener a tu hijo y no tienes la independencia para hacerte cargo de él, te cagas al resto. Yo hice análisis y pensaba que me estaba cagando a mi familia porque ya habían criado y les iba a meter un cabro chico. Hablo del apañarte en todo tipo de cosas: desde la plata hasta la contención emocional. Me cuestionaba lo egoísta de mi decisión.
En ese tiempo vivía con su mamá. «Fueron miles las despertadas con ella, hablándole con mi hijo en mi guata. Ella me llevó mucho al mundo de cómo sería ser mamá después».
Esa contención, así como la de toda su familia y su pareja, fueron un nido que la ayudó a superar, además, una situación inesperada: tuvo una trombosis a los 6 meses de embarazo. De la noche a la mañana lo que pareció un simple lumbago, se transformó en algo más grave. «Mi hijo estaba súper bien, pero fue estresante el peligro que sentí por mi propia vida. Mi miedo latente era porque me dijeron que si yo me movía el coágulo se podía mover al pulmón o al cerebro, y me podía morir en dos segundos», recuerda.
¡Qué fuerte!
Sí. Me fui a la cama, hice reposo y estuve hospitalizada como un mes y medio. Me las di de madre cool, que iba a hacer todo yo sola, y al final perdí toda mi autonomía. Me hacían todo y estaban preocupados por mí.
¿Qué piensas acerca de la discusión sobre el tema del aborto en Chile y toda su arista legal?
Estamos lejos de entender las libertades individuales y de tener una comprensión sobre el sujeto. Para mí la discusión de base tiene que ver con eso: entender la vida humana de una manera libre. Más allá de las 3 causales que busca establecer la ley, me pasa que creo que yo no necesito ser violada o estar en riesgo vital para decidir no tener un hijo. Hay dos momentos básicos en el asumir que quieres ser mamá y papá: primero cuando quedas embarazada, y el segundo cuando decides tenerlo o no. Mi embarazo fue súper lúcido y romántico en ese sentido. Pasa algo que creo que es súper fisiológico que te conecta con la maternidad, porque no creo en el instinto maternal. Y me parece que es totalmente fuera de lugar cuestionar tu feminidad o tu esencia de mujer si no lo tienes.
Domingo, su pareja y padre de Mateo, es bailarín y comenzaron su relación cuando ella tenía 13 años y él 18. Confiesa que es su «gran amor».
Las posibilidades de sobrevivir como pareja tras haber sido papás tan jóvenes son menos que más, ¿cómo lo han hecho?
(Risas) Ha sido una relación contra viento y marea. Nuestro romance comenzó siendo súper chicos. Es mi gran amor, crecimos juntos. Es un romance con un montón de ajetreo y de cosas propias de la juventud, y menos mal que ha sido así, porque sino sería francamente sospechoso (risas). Si todo hubiese sido perfecto sentiría que me falta vida y carrete. Hemos vivido de todo.
¿Y el matrimonio es una opción?
Soy cero religiosa y no creo en el matrimonio como figura, pero sí como un elemento simbólico. No me casaría jamás por la iglesia pero lo haríamos por dos motivos que hemos hablado: por la nacionalidad, ya que nos gustaría irnos a vivir a Alemania y eso lo haría hasta con un amigo para apañarnos (risas). Y por otro lado lo haríamos por el ritual, su simbolismo. Pero tengo súper claro que es desde ese lugar, hasta medio ridículo. En mi generación el tema da vergüenza. De hecho en mi entorno decir que te quieres casar es una cosa muy ridícula (risas).
De la crema lechuga al aceite de coco
Recién el año pasado Antonia tomó conciencia del cuidado que debe darle a la piel y su cuerpo. Todas sus amigas se cuidaban, era un tema. Y para mantener su peso, muchas de ellas se ocupaban de lo que comían y usaban productos específicos para la cara y el cuerpo. «Soy muy afortunada porque nunca me cuidé la piel, hasta ahora, que caché que por la edad debía ponerle atención. Antes usaba casi pura crema Lechuga o el emulsionado de guagua en todo el cuerpo y cara (risas). Ahora uso aceite de coco, del mismo que se usa para cocinar. A veces también me pongo aceite con el que le haces masajes a los niños, el cual mezclo con una crema Welleda de lavanda. Y este año empecé a usar bloqueador solar aunque esté nublado, algo que tampoco hacía».
En su embarazo subió apenas 6 kilos, y luego de él, cuenta que quedó con un peso más bajo.
¿Te ocupas de tu dieta?
Como de todo, salvo pan, aunque a veces también lo hago. En la mañana me tomo un yogurt natural con una fruta, chía, linaza y sésamo, y a veces le pongo granola. Almuerzo súper normal y como de todo, aunque mi debilidad son las pastas. No soy de dulce, un pastel no me derrite para nada.
MAKE UP PERSONALIZADO
Por: Margarita Larraín, socia de Blow Up.
Full color
Cuándo: Look alegre, fresco y entretenido, ideal para usarlo esta primavera.
Para quiénes: Para aquellas que se atreven a innovar y resaltar. Si el fucsia no te favorece, puedes cambiarlo por otro, lo importante es que no que te opaque.
Cómo: Aplicar base del mismo tono de la piel, sellar con polvos translúcidos, iluminar pómulos, poner polvos oscuros bajo el hueso del pómulo. Aplicar un color mate bien claro bajo el arco de la ceja, un rosado suave luminoso en el párpado móvil, y sobre este un fucsia intenso, marcando con más intensidad en la profundidad del ojo. Delinear con gel o delineador líquido pegado a las pestañas de arriba. Aplicar lápiz blanco dentro del ojo para iluminar. Encrespar pestañas y aplicar harta máscara.
Claves: Rellenar cejas de manera natural y elegir un tono de boca suave para que no compita con la intensidad de los ojos.
Delineado atrevido
Cuándo: Cuando no quieras pasar inadvertida y que todas las miradas recaigan en ti.
Para quiénes: Si se realiza con tonos claros le quedará mejor a las personas con ojos grandes; en tonos más oscuros, para ojos más chicos.
Cómo: Lo primero es aplicar bajo la ceja una sombra clara para destacar e iluminar, luego con el tono elegido para el delineado se realiza una línea pegada a las pestañas, la cual se va adelgazando hacia el lagrimal para producir un efecto más felino en la mirada. Luego se hace una diagonal desde donde termina el ojo hasta donde termina la ceja (el largo va a depender de que tan intenso se quiera el maquillaje). Finalmente se une la punta de la línea con el delineado sobre las pestañas. Aplicar lápiz color piel o blanco en la parte interna del ojo inferior para iluminar y agrandar. Encrespar las pestañas y aplicar máscara.
Claves: Delinea con una sombra al agua; el color adquiere mayor intensidad y dura más. Y usa un buen pincel, de punta fina, ya sea biselada o de colita.
Toque de color
Cuándo: Dependiendo del color es la ocasión; tonalidades más intensas y/o brillantes para la noche, y más suaves para el día.
Para quiénes: Para todas si hacen la correcta elección del color, pero favorece mucho a las personas con ojos más chicos o rasgados. El delineado negro por fuera del ojo sirve para agrandarlos, por lo que las personas con ojos muy grandes deben evitarlo.
Cómo: La sombra o pigmento amarillo en el párpado móvil y pegado a las pestañas inferiores. Delinea por dentro del ojo con lápiz para dar intensidad a la mirada. Delinea el ojo en la parte superior con delineador líquido o en gel negro, sobre las pestañas, bien pegado a ellas, y extiende la línea un poco más larga hacia donde termina la ceja, para enmarcar y agrandar el ojo. Encrespa las pestañas y aplica una buena cantidad de máscara. Empareja tu piel con una base, aplica polvos translúcidos, iluminador en los pómulos y polvo oscuro bajo el hueso del pómulo.
Intensidad en degradé
Cuándo: Para la noche porque tiene brillo, tonos oscuros y bastante intensidad.
Para quiénes: Si tienes los ojos muy juntos, chicos y oscuros, evita este tipo de maquillaje, porque se resaltarán más aún estas características.
Cómo: Aplica el color más suave en el párpado móvil, luego se marca la profundidad de la mitad hacia fuera y se une formando una < más oscura. Difuminar para que no se noten las lineas de unión entre los tonos oscuros y claros. Aplicar unos toques de brillo en el centro del párpado móvil. Delinear el ojo por dentro con lápiz negro. Pegado a las pestañas inferiores marcar con la misma sombra oscura que se marcó la profundidad arriba y unirlo en la parte exterior del ojo con el oscuro de arriba, dándole forma de «almendra». Encrespar las pestañas y aplicar máscara. Rellenar las cejas para darle intensidad y lograr la simetría. Poner un poco de color en la boca para complementar el maquillaje, pero sin desviar la atención de los ojos.
ASÍ FUE EL BACKSTAGE DE LA SESIÓN DE FOTOS DE ANTONIA GIESEN
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