No solamente es bellísima, con sus pequeñas flores moradas y aterciopeladas. Además de ser un lindo adorno, la lavanda es de gran utilidad en la cocina por su peculiar sabor y la lista de atributos que contiene.
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Es bien conocido que la esencia de lavanda es muy popular en la industria de la belleza y perfumería. Sin embargo, su uso en la cocina tiene más historia de la que te imaginas. Eso sí, tienes que estar muy segura que antes de usarla, no haya sido rociada con pesticidas y de preferencia siémbrala tú misma.
La utilidad que le puedes dar a la lavanda en la cocina va desde preparar tés, condimentar algunos platillos con pollo o pavo, incorporar algunas flores en la masa del pan cuando hornees panqueques o mezclarla con el azúcar (sólo agrega poquitas flores al frasco). Ahora que si te pones muy romántica, agrégala a las copas de champaña o úsalas como decoración para tus postres favoritos.
Dentro de sus propiedades encontramos que es capaz de mejorar nuestro ánimo. Así como lo lees, si te has sentido medio apachurrada, corre a tu cocina por una infusión de lavanda para volver a la normalidad.
O si de pronto no aguantas los cólicos y todos los síntomas premenstruales que te hacen sufrir, la lavanda te ayuda a contrarrestar malestares como náuseas, dolor y pérdida de apetito.
Si lo que quieres es descansar, esta planta es parte fundamental de las sesiones de aroamterapia. Puedes utilizar el aceite o simplemente colocar sus hojas secas en un molde cerca de tu mesa o en tu automóvil.
Los antioxidantes de la lavanda te ayudan a eliminar las bacterias del intestino, por lo tanto reduce la inflamación del vientre y esa incómoda sensación de estar llena todo el día. Puedes hacer polvo de lavanda y agregarlo a tu plato para acompañar tu comida.
Lo más lindo de todo esto, es que puedes plantarla en casa para acceder a ella en el momento que quieras. Sólo asegúrate de plantarla en un lugar un poco seco, es decir, que no se hagan encharcamientos con la lluvia, de preferencia en lugares abiertos.