La semana pasada conocí Tokio, un sueño hecho realidad. La ciudad funciona con base en un sistema incomprensible, perfecto, en que la estética visual se lleva las palmas. Además del urbanismo, la gastronomía y los hábitos de convivencia, hay algo que me impresionó felizmente: la gente nunca está en fachas.
Mujeres de diferentes edades, con atuendos monísimos, en tacones o plataformas planas. Incluso en los enormes templos, en que los turistas elegíamos tenis y camisetas para sobrevivir a las larguísimas caminatas, casi todos los japoneses estaban bien vestidos. Las diferencias eran notorias.
Los looks en algunas estaciones del metro parecen creados para editoriales de moda. Tokio es la ciudad del orden, la higiene y el estilo, concluyo después de esos tres días que exprimí en la medida de lo posible. Seguramente habrá las excepciones de siempre, pero ésa fue mi percepción en general.
¿Cómo hacen para verse así, para no sufrir el traje, los zapatos?, me preguntaba. Observaba a la gente, a ellas sobre todo, y encontré que éstos podrían ser algunos de sus secretos de estilo (por si les interesa comenzar a adoptarlos: a mí sí).
Las japonesas:
- Usan calcetincitos finos. En Japón, los calcetines son aliados de la mayoría. Las chicas también usan medias, tobimedias estilizadas, medias con estampados. Siempre con diseños interesantes. Además de que el atuendo se beneficia con este recurso, de esta forma es más fácil caminar o andar en bici. Sus tacones son de plataforma, o pequeños. Son pocas las que andan en stilettos, pero sí las hay.
- Eligen bolsos que también funcionen como mochilas. Backpacks o bolsos tipo cartero o totes. Les cabe mucho y no pesan ni tienen aspecto de mochila. Los bolsos en forma de cubeta se llevan muchísimo. La idea es tener las manos libres sin perder el toque. Lo dice una junkie de los bolsos.
- Se cubren del frío con fulares, chalecos y cárdigans, en lugar de llevar chamarrones horrendos. También acuden a los sombreros, las boinas, los guantes. Todas sabemos que gran parte del truco está en los accesorios: ellas los explotan al máximo.
- Combinan sus cubrebocas y sus paraguas. Unos y otros se venden en todos lados, en diferentes estilos. Los primeros porque la mayor parte de la población sufre de alergias. Lo segundo, por la temporada de lluvias. Lo interesante es que esos cubrebocas y esos paraguas comprados en la tiendita de la esquina terminan armonizando con lo demás.
- Usan trajes típicos, andan con ellos por las calles. Las mujeres vestidas con las nuevas tendencias se mezclan con estas otras, que llevan sus kimonos, sus tabi (calcetines tradicionales), sus zapatos geta y sus bolsos a juego. Estilo para diferentes situaciones, caprichos, estados de ánimo o lo que se presente.
- No le temen a usar faldas de diferentes formas, en el metro, en los sitios turísticos. Casi ninguna se limita a los jeans y la tank top. Encontrarse a alguien en pants sin estilizar, impensable. Tokio no deja espacio para el normcore.
- Corren riesgos, usan atuendos divertidos, se lanzan a experimentar. Después de todo, una puede armarse un look distinto al día siguiente (y disfrutar el placer temporal de haber usado tal o cual prenda para recorrer las calles).
- Comen balanceado, de manera que no son gordas y su ropa siempre les queda bien. Además andan bici, aun con los tacones y todo lo demás. Son disciplinadas para comer, y también para beber. Aunque se vayan de fiesta entre semana, a las 12 regresan a casa para dormir y trabajar al día siguiente.
- No se exceden con el maquillaje. Delineadores o sombras o rubores como protagonistas, pero difícilmente una mezcla excesiva de las tres cosas.
- Son amables. Sonríen. Tienen buenos modales. Soy de las que piensan que la buena educación le suma puntos al estilo. La semana pasada lo comprobé.
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Lo que sigue es comenzar a practicar algunos de estos hábitos. Zapatos lindos y cómodos, bolsos ligeros, de buen tamaño, fulares, gorros, poco maquillaje, amabilidad. Ninguna fórmula es infalible. Pero ésta por lo menos es muy agradable.
- © Camille Co
