Aunque quisiera no podría usar el vestido de novia de mi mamá. Primero, porque ella era una mujer bastante petite de 44 kg y segundo, porque lo dejó abandonado en una tintorería y se perdió para siempre en el olvido.
Pero cada vez que veo las fotos de su boda, me enamoro del vestido otra vez y una parte de mí desea que hubiese sido posible usarlo el día que yo me case. Alguna vez se lo he contado a mis amigas y la mitad piensa lo mismo que yo y a otras simplemente no se les antoja nada usar el vestido de alguien más.
Y es que por un lado está el valor sentimental del vestido. Puede haber pertenecido a tu madre, abuela, una hermana o familiar cercano que signifique mucho para ti. Incluso podría ser de alguien que no conoces, pero la carga emocional que puede tener es inmensa. Imaginar que por un día alguien se puso ese vestido y se sintió la mujer más hermosa del mundo puede ser motivo suficiente para querer usarlo por segunda vez.
Además, cuando estás un poco corta de presupuesto, ahorrar en lo que se pueda siempre es bueno. Hay quienes prefieren ahorrarse la comida, las flores o comprar un anillo sencillo antes que sacrificar su vestido de novia y para quienes es más importante la celebración que el atuendo.
Ahora, usar el vestido de alguien más tiene complicaciones obvias: puede ser que el vestido simplemente no te quede bien y no pueda modificarse lo suficiente como para arreglar ese problema. Y algo que creo firmemente es que el día de tu boda es el único día en el que no se vale, bajo ninguna circunstancia, sentirse (¡ni verse!) incómoda.
Pero eso sí, lo peor es que alguien te presione para que uses un vestido usado. Ya sea tu madre, tu suegra o quien sea que quiera que uses un vestido en particular, debe ser en extremo desagradable que te hagan sentir que no tienes otra opción más que aceptar tu destino como heredera de la prenda.
En lo personal, yo sí usaría un vestido usado siempre y cuando me enloquezca cómo se ve me o me guste mucho el estilo ¿Tú usarías el vestido de novia de alguien más?