Una verdad muy grande que las mujeres empiezan a conocer cuando se convierten en mamás es que la maternidad está idealizada y cargada de mitos. Por eso, cuando es su turno, chocan de bruces frente a la realidad que, por estar cargada de tantas expectativas, termina siendo estresante, dolorosa o decepcionante.
Entonces aparecen las inseguridades, la culpa, el sentirse una mala madre y su estado de ánimo o confianza se van a pique cuando mas bien deberían estar disfrutando de esta etapa, con sus claros y oscuros.
Mitos de la maternidad que afectan la salud mental
No eres buena madre si no amamantas
Como si la maternidad no fuese de por sí un proceso cargado de mucha presión, la sociedad le incluye una carga adicional con creencias como estas, cuando en realidad hay muchas mujeres que por motivos físicos o psicológicos no pueden amamantar a su bebé, afirma Mejor con Salud.
Por esto, se convierte en una decisión personal que no te hace mala persona porque de todas maneras estás velando por la salud y el bienestar de tu pequeño con otras alternativas. Si bien es muy beneficioso para ellos este contacto y nutrición, no debemos satanizar a aquellas que no pueden, o quieren.
Ser madre es sinónimo de ser feliz todo el tiempo
Las madres no son seres perfectos y tener estas expectativas es algo irreal, así que debemos empezar a normalizar los espacios o momentos donde ellas puedan llorar, quejarse, desahogarse, descansar y estar tristes porque es un proceso agotador.
Asimismo, esto no significa que no quieras a tu hijo sino que eres humana y también necesitas momentos para ti. Nadie tiene el derecho de disminuir o juzgar tus sentimientos.
Las buenas madres tienen todo resuelto
Y así como las madres no son perfectas, tampoco son robots que trabajan mecanizadamente día y noche. Entre los mitos de la maternidad que más daño han hecho está la creencia de que mamá es fuerte y poderosa y por eso hace todo, puede con todo y tiene listo todo a tiempo.
Basta de sobrecargarnos. Es normal que la casa esté desarreglada si has estado ayudando a los pequeños con sus tareas o que no te veas perfectamente maquillada o vestida cuando saliste a la calle. No te sientas culpable y sé amable contigo misma, estás haciendo lo mejor que puedes.
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