La forma inicial de expresión del herpes en los genitales es un conjunto de ronchas.
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Las enfermedades infecciosas pueden representar un riesgo en cualquier embarazo, afectando la salud tanto de la madre como del bebé que está por nacer.
Y una de esas enfermedades silenciosas y bastante comunes es el herpes genital.
El herpes en el embarazo puede tener consecuencias muy serias si no es diagnosticada a tiempo, en especial si el problema se encuentra en tu zona íntima y por donde podría nacer el bebé.
En la actualidad, el herpes genital más común, incluyendo las embarazadas, es el Herpes Simple Hominis II.
Este tipo de herpes es transmitido por las relaciones sexuales, siendo la mayoría de las veces el principal portador, el hombre.
La forma inicial de expresión del herpes en los genitales es un conjunto de ronchas (pápulas) pequeñas, que pican y algunas veces son dolorosas.
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Se acompaña al comienzo con fiebre y malestar general además de adenopatía (ganglio) dolorosa en la ingle. Luego se transforman en ampollas amarillentas que supuran y se abren dejando en el lugar úlceras.
Los peligros del herpes en el embarazo
Es raro que la madre le transmita herpes al feto a través de la placenta, pero puede suceder y podría causar en el bebé serias lesiones como microcefalia, calcificaciones intracraneanas, retardo psicomotor o retardo del crecimiento intrauterino.
Por ello, es muy importante la detección temprana del herpes genital.
El diagnóstico se realiza por el aspecto de las lesiones herpéticas de la región genital y o mediante la extracción de sangre de la embarazada buscando anticuerpos contra ese virus.
Si la madre sufre de un tipo de herpes severo y resistente, lo recomendable es practicar la cesárea para así evitar el contagio en el bebé.
Hasta un tercio de los bebés que se contagian con herpes presentan problemas en el sistema nervioso central. Los efectos incluyen fiebre, irritabilidad, letargo, convulsiones y problemas alimenticios.
El tratamiento del herpes genital no cura la enfermedad. Mejora las lesiones y suaviza los síntomas pero el herpes genital es una enfermedad crónica que generará brotes periódicamente.
Otros tipos de herpes
Durante el embarazo, es muy habitual la aparición de herpes. La forma más extendida de herpes es el herpes labial, pero existen otros tipos que podrías considerar:
Herpes labial
Se estima que la mayoría de la población lo contrae sin saberlo, aunque, si afecta a los genitales, puede resultar muy doloroso.
Una vez se ha producido el contagio, el virus se desplaza a las células subcutáneas, donde queda latente.
En algunos casos, queda oculto y nunca vuelve a aparecer, pero cerca del 15% de los casos vuelven a brotar de nuevo.
Este herpes forma los característicos racimos de pequeñas vesículas en el labio, en la zona ocular y más raramente en otras partes del cuerpo.
Herpes simplex
El virus tiene dos formas: el herpes simplex de tipo 1, que afecta principalmente a los labios o a la cara; y el herpes simplex de tipo 2, que a menudo está asociado a infecciones en los genitales debidas a la transmisión sexual o a contagios contraídos en los recién nacidos durante el parto.
Herpes zóster
Este tipo de herpes está provocado por el virus de la varicela, que pertenece a la misma familia del virus del herpes labial y genital, y que puede manifestarse solo si la persona ha contraído la varicela.
Prevención del herpes en el embarazo y en el parto
Las medidas que se deben adoptar para combatir el virus del herpes varían en función de si este se presenta antes del embarazo, durante el mismo o en el momento del parto.
Antes del embarazo
Si aparecen lesiones sospechosas, debes practicarte un control serológico anual que, durante el embarazo, debe ser mensual o, incluso, quincenal.
Durante los primeros meses
La embarazada debe someterse a un control del nivel de los anticuerpos, para ver si puede transmitir la enfermedad al hijo.
Si el test del virus da positivo, el especialista te examinará mediante un colposcopio para verificar la existencia de vesículas que indican la presencia de la enfermedad.
En el momento del parto
Si la infección está activa, es decir, si hay úlceras en el cuello del útero, la vagina o la vulva, se deberá recurrir a una cesárea, para evitar que el recién nacido contraiga el herpes. Lo mejor es realizar un estricto seguimiento médico para tratar la enfermedad.
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