Aunque muchas veces creemos que nuestros hijos olvidarán algunas experiencias de la crianza, en realidad van absorbiendo cada una de esas vivencias y se quedan con ellas para toda la vida, marcando todos los aspectos en los que se desenvuelven, incluida su vida amorosa.
Las relaciones sanas, llenas de cariño y respeto no solo se ven reflejadas en su comportamiento, sino también en la elección de pareja que harán más adelante ya que sus roles a seguir, es decir, los adultos, les ayudan a construir su sistema de creencias sobre el amor.
La crianza de los niños influye en su vida amorosa
Dicho de otra manera, los niños aprenden del amor al ver a mamá y papá. Todos los días van viendo las relaciones de afecto que tienen entre sí y el resto de la familia, lo que los condiciona y ejerce influencia sobre ellos, aunque siempre habrá excepciones.
Esto se manifiesta de manera inconsciente a través de patrones de conductas que se repiten. De esta manera, si todas sus relaciones adolecen o carecen de lo mismo, es importante ir a terapia con un psicólogo para romper esas viejas cadenas.
De hecho, la psicóloga Linda Nielsen, citada en Genial, afirma que «un padre presente que alimenta una relación tierna y segura con su hija, la lleva a buscar parejas más íntimas y consistentes». Son mujeres con mucha seguridad en sus decisiones, expresan sus opiniones y rechazan a quien no les conviene.
Por otro lado, padres ausentes bien sea física o emocionalmente traen secuelas como «elegir una pareja que las lleve a tener más enfrentamientos» o donde ellas sean «percibidas como inferiores» porque desarrollan problemas de autoestima, afirman.
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