La crianza de los niños es una de las tareas más difíciles y satisfactorias del mundo, y aquella para la cual puede sentir que está menos preparado.
A menudo se ignoran las necesidades de un niño y se pasan por alto, sin embargo, la crianza respetuosa se centra en empatizar con el niño y darle voz para facilitar la expresión de sus emociones.
Pero ¿qué es la crianza respetuosa?
La crianza respetuosa esta basada y enfocada en el apego y el respeto del ser humano, teniendo en cuenta siempre como fundamentos principales el amor incondicional, la igualdad, la empatía y el respeto.
Charlamos con Fabiola Narváez, una educadora familiar especializada en crianza y disciplina positiva y respetuosa, quien en base a su experiencia con sus hijos ha podido desarrollar y enfatizar de mejor manera la disciplina y educación como madre y maestra.
Principios de la crianza respetuosa
Amor incondicional: Es el sentimiento de querer a nuestro hijo por encima de todas las cosas, amar su esencia a pesar de sus errores. Amarlo tal y como es, sin querer cambiarlo, aunque no cuadre con nuestras expectativas.
Empatía: Es la capacidad que tenemos de conectar con otra persona, en este caso con nuestros hijos, de ponernos en su lugar y responder adecuadamente a sus necesidades. En definitiva nos ayuda a conectar a nivel emocional con ellos y ponernos en sus zapatos.
Igualdad: Entender que nuestro hijo tiene su propio criterio y opinión para dejar que exprese libremente lo que piensa y siente. No por ser pequeño se ha de pisar sus emociones y necesidades. También tiene que aprender a expresar lo que sienten ante los demás. La crianza respetuosa, ayuda que las emociones de los niños se respeten y escuchen.
Respeto: El respeto hacia las necesidades básicas de nuestros bebés y niños. Este es el valor que le damos a las otras personas. Se basa en el equilibrio entre nuestras necesidades y las de nuestros hijos. Son importantes tanto las necesidades de las madres como las de los niños.
Autorregulación: Consiste en saber regular nuestros pensamientos, sentimientos y acciones para poder lograr nuestros objetivos.
Para aplicar esta crianza debemos auto examinarnos y respetar nuestros tiempos y necesidades
Para integrar la crianza respetuosa a nuestras vidas como una transformación de nuestra vida pasada tenemos que autoevaluarnos para descubrir cuál es nuestra historia, entender con respeto y aceptar que nuestra crianza pudo ser dolorosa pero que existen nuevas herramientas para no repetir los mismos patrones.
Por tanto, la “buena madre” o el «buen padre» es aquel que consigue conocerse y respetarse a sí mismo, dando el tiempo necesario, sin exigencia con paciencia y mucho amor, se va haciendo cada vez más innecesaria para sus hijos, porque saben elegir su camino de forma autónoma y responsable.
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