La maternidad es una etapa transformadora pero también llena de señalamientos propios y ajenos porque nadie tiene un manual o guía para ser la madre perfecta así que las opiniones van y vienen.
PUBLICIDAD
Lo que sí es cierto es que es difícil y exigente, por lo que muchas veces las mujeres son señaladas cuando dan manifestaciones de humanidad. Está mal visto quejarse, llorar, cansarse y ser imperfectas, ¿por qué?
Es imposible pretender que nunca se equivoquen. Lo verdaderamente importante es que piensen en su propio bienestar y el de sus hijos, pues esto es lo que marcará la diferencia para ser una familia feliz.
La maternidad no debería estar llena de culpa
Pero este parece ser un ideal que todavía está lejos. Las mujeres constantemente son blanco de consejos no solicitados y críticas por la manera en la que han decidido criar a sus hijos, como si el proceso de ser mamá no fuese ya lo suficientemente duro.
Primero que todo, eres humana y por eso, no se puede aspirar a una falsa perfección. Es normal sentir el deseo de quejarse de las dificultades del proceso, de lo complicado que es atender a los niños y de lo casi imposible que parece compaginarlo con el trabajo y otros deberes.
Aunque no hay que volverlo un hábito constante de vida, en realidad, quejarse puede resultar terapéutico porque ayuda a drenar situaciones que molestan y a desahogar todas esas pesadas cargas que llevamos encima.
PUBLICIDAD
Después de esto, es más fácil volver a iniciar con «una postura más serena, analizar el problema y decidir qué podemos hacer para solucionarlo», explica la terapeuta Bergoña Sierra en su sitio web.
Así que es válido llamar a una amiga y contarle por lo que estás pasando, escribirlo en un diario personal, comentarle a tu pareja pues él más que nadie te va a entender, inscribirte en grupos de apoyo para madres o hacer terapia.
Lo más recomendable es no hacerlo frente a tus hijos para evitar desarrollarles sentimientos de culpa o hacerles creer que son una carga, pero siéntete en la libertad de llorar, sacar tus frustraciones y dejar de reprimirte con tu círculo cercano.
El cambio comienza contigo
Es decir, a la primera persona que hay que hacerle ver que no está mal que la maternidad no sea perfecta es a ti misma. La sociedad tiende a idealizar este proceso, cuando en realidad tiene más momentos complicados de lo que a cualquiera le gustaría admitir.
Eso no quiere decir que ames menos a tus hijos, sino que como todos, necesitas un momento para ti. Por eso, también es sano pedir ayuda cuando te sientas abrumada con tantas responsabilidades y apoyarte con las personas que te quieren.
El descanso también es parte de una maternidad saludable, así que es impotante que agenden un momento para sí mismas, que va desde dormir la cantidad de horas necesarias al día, pasar tiempo a solas, hacer las actividades recreativas que tanto les gusta y reencontrarse con la pareja.
De lo contrario, llevar consigo tanto estrés y ansiedad será contraproducente para la familia y acerca a las mamás a la depresión. Tienen derecho a descansar y sin culpas.
El cambio será notable cuando comprendamos los procesos individuales de las demás, seamos respetuosas con las otras, sin criticarlas ni juzgarlas por la manera en la que llevan sus vidas y tendiendo una mano de apoyo si es necesario.
Más de este tema:
Señales que demuestran que tu hija es una niña feliz y lo estás haciendo muy bien
Enseñanzas que debes darle a tu hija para que sea fuerte e independiente cuando no estés
Depresión leve, estas son las señales que revela un niño podría estar sufriéndola