Elegir entre un parto natural o una cesárea coloca a muchas futuras madres del mundo en aprietos al no saber cuál es la más beneficiosa para ellas y su bebé.
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La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda desde 1985 que la tasa ideal de cesáreas por país sea entre el 10% y 15%, pero estas cifras son superadas tanto en países desarrollados, como en aquellos que están en vías.
De hecho, un reportaje de 2018 realizado por El País avisaba que uno de cada cinco nacimientos en el mundo ya es mediante esa modalidad, igual al 21% a nivel general, por razones como miedo al dolor y la conveniencia entre los médicos y las madres.
Sin embargo, detrás de estas estadísticas se esconden factores de riesgo que todas las mujeres embarazadas deben saber antes de tomar la decisión.
Parto natural o cesárea: la mejor opción
«Tiene más riesgos que un parto vaginal», es lo primero que avisa Txanton Martínez-Astorquiza, presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia al citado medio.
«Como dice un lema médico, si algo no está indicado, está contraindicado. Las cesáreas multiplican por seis la mortalidad de la madre», explica el experto recordando que en ocasiones traen consigo complicaciones como infecciones y hemorragias.
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Otra razón de peso para el doctor es que pueden producir adherencias, es decir, tejidos que se forman entre dos superficies dentro del organismo y hacen que se peguen, complicando futuros embarazos.
Al ser una cirugía mayor, tiene riesgo de complicaciones tempranas tres veces mayores que el parto, mientras que el bebé se ve afectado a largo plazo al no pasar por el canal de parto de la madre y entrar en contacto con sus bacterias.
«Tienen a largo plazo entre 20% a 25% mayor incidencia de diabetes, asma y sobrepeso, aparte de diferencias en el desarrollo de su sistema inmunitario por la diferente colonización de su tracto gastrointestinal», indicó el galeno al citado medio.
Esto arroja como consecuencia que la mayoría de los especialistas se inclinen por recomendar en primer lugar al parto natural, considerado más seguro y que trae beneficios como menor uso de medicamentos, ser menos invasivo y recuperación rápida.
Otros aspectos positivos son la satisfacción a la madre por contribuir al nacimiento de su pequeño, favorece el inicio del amantamiento y proporciona a la madre autonomía de desplazamiento, conforme con el portal Banmédica.
Consideraciones de peso
Sin embargo, esto no quiere decir que hay que descartar de plano la ayuda que la cesárea le puede brindar a algunas madres con otras patologías que hacen que el parto sea más riesgoso.
Por ejemplo, si esta tiene diabetes, hipertensión, herpes o VIH, seguramente el médico con su caso le recomendará cuál es la opción más pertinente.
Si el feto es muy grande, el embarazo es múltiple, la posición del bebé es anómala o este tiene frecuencia cardíaca irregular, entre otros escenarios, lo mejor es la cesárea para poder controlar el nacimiento.
No obstante, todo esto debe analizarse solo en aquellos casos que así lo requieran ya que la fuente afirma que debe promoverse que las madres pierdan el miedo al parto.
Las posibles complicaciones propias de la anestesia, lesiones a otros órganos, lesiones medulares, infartos, tromboembolismos y hasta eventraciones hacen que valga la pena darle la oportunidad al parto natural.
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