Lo que una familia pensó que era un pequeño rasguño en la rodilla, terminó convirtiéndose en una tragedia.
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El pequeño Beauden de tres años se cayó de su bicicleta durante en un paseo familiar en San Diego, California. «Se cayó, se rascó la rodilla. Le pusimos spray antibacteriano y una curita y seguimos», recordó Brian Baumkirschner, padre de Beauden.
Brian explicó que no le dieron importancia, ni siquiera el pequeño pues era una herida mínima. Incluso dice que su hijo estuvo horas montando su bicicleta y corriendo y jugando en el arenero como si nada. «Justo antes de las 6 p.m., dijo: ‘Me duele la barriga. ¿Es hora de dormir?'», explicó Brian a KGTV.
A la mañana siguiente, Beauden se despertó con fiebre y de inmediato notaron que la pierna donde se había hecho la herida estaba inflamada. Sus padres lo llevaron de urgencia al hospital infantil Rady. Su rodilla estaba morada y sus brazos y manos hinchadas.
Los médicos diagnosticaron a Beauden con una infección por estafilococos MRSA. El pequeño había desarrollado una complicación, el síndrome de choque tóxico, luego desarrolló sepsis y sus riñones comenzaron a fallar. Varias cirugías después en sus piernas para aliviar la presión ayudaron a salvar su vida.
Sin embargo, los médicos tuvieron que amputarle las piernas por debajo de la rodilla debido al daño que habían tenido. Aún falta salvar sus brazos pero el diagnóstico es positivo. La familia ha creado un GoFundMe para cubrir algunos de los gastos médicos de Beauden.
Nadie pensó que una pequeña herida fuera a complicarse a este grado, después de todo, todos nos hacemos heridas accidentales a las que no prestamos atención. De niños nos caímos muchas veces de la bicicleta, tuvimos raspones y moretones por doquier, ¿pudimos haber estado en peligro? Nadie lo sabe pero ahora es importante prestar más atención a esas heridas en nuestros hijos.
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Cuanto más profunda, grande o sucia es una herida, más cuidados necesita. Es por eso que un equipo de médicos y enfermeras especialmente capacitadas para el cuidado de heridas trabajan en conjunto para monitorear y tratar heridas graves.
Cuando se trata de un raspón, el tratamiento más eficaz es tan simple que probablemente sea el que muchos padres ni siquiera piensan en emplear.
“Lavar suavemente con agua y jabón, sin alcohol, sin yodo. Ni siquiera recomendamos el peróxido. Solo agua y jabón ”, explica el doctor. Howard Reinstein, portavoz de la Asociación Estadounidense de Pediatras. Así mismo los especialistas hacen mucho hincapié en que quien haga la curación debe tener las manos perfectamente limpias.
Cuanto más profunda, grande o sucia es una herida, más cuidados necesita. Los médicos deben evaluarla en función del riesgo de infección:
Las heridas «limpias», son aquellas que no están contaminadas con bacterias, tienen el menor riesgo de infección, lo que las hace más fáciles de cuidar. Las heridas sucias o infectadas, como un absceso, un rasguño o corte profundo o una herida de bala, son una historia diferente. Necesitan un tratamiento y un control especiales para prevenir infecciones.
A veces, una herida está limpia, pero existe el riesgo de infección debido al lugar donde se encuentra. Los líquidos y otros contaminantes pueden ingresar a una herida que se encuentra en un área con más bacterias, como el tracto urinario, el sistema gastrointestinal o el sistema respiratorio.
La suciedad o un objeto extraño en la herida también pueden aumentar el riesgo de infección.
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