Desde niñas se nos ha enseñado a que tenemos que ser delicadas y suaves como el pétalo de una rosa; que nuestro mundo tiene que ser de color rosa y que seremos plenas cuando encontremos a un hombre con el cual formar una familia. Quizá parte de la culpa esté en todas esas películas Disney que nos hicieron creer que debemos ser princesas y no guerreras. Pero la idea del príncipe azul nos ha estancado demasiado.
Sí, las princesas son linda pero ya no podemos esperar en una torre a que un caballero andante nos salve del malvado dragón. Hoy más que nunca nos toca enseñarle a nuestras hijas a ser unas guerreras que luchan por sus sueños pero sobretodo que son capaces de enfrentar la dureza del mundo con la cabeza en alto.
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La vida es cada vez más exigente y es necesario implementar una enseñanza mucho más resiliente y enfocada en la inteligencia emocional para que cuando crezcan, conozcan su valor y se den cuenta de que no necesitan que nadie las salve o las mantenga.
Nuestras hijas deben estar preparadas para enfrentar un mundo que nos considera «el sexo débil», que no nos toma en serio y que no deja que seamos más. Sí, la realidad es dura, por eso hay que crecer como una guerrera.
Los cuerpos vienen en diferentes formas y tamaños
Desde niñas hemos sido testigos de cómo el mundo del entretenimiento liga cierto tipo de cuerpo al éxito. Ha sido una batalla complicada eliminar estigmas pero ahora que somos más conscientes de ello, es importante transmitirlo a nuestras hijas. No existe una forma correcta o incorrecta de verse. Estar delgada no siempre significa estar sana, así como ser más grande no es igual a estar enferma. Las mujeres, o las personas en general, vienen en miles de formas, tamaños y colores diferentes. Las niñas ahora deben entender que son hermosas en la piel que tengan.
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Está bien decir que no
De hecho, es muy necesario decir no cuando no nos sentimos seguras o cómodas con algo. Y es que seguramente creciste con la idea de que decir «no» significa ser descortés. Aprender a decir que no será una de las cosas más fortalecedoras que harás en tu vida y no hay nada más poderoso que enseñarselo a nuestras niñas. La presión social siempre nos hace aceptar todo, aún cuando vaya en contra de nuestros valores. Aprender a decir que no es la clave para evitar problemas que pueden poner a una niña en riesgo. Puede que tengas que decirlo más de una vez. Puede que tengas que decirlo más fuerte. Pero está bien, y no hay vergüenza en esa pequeña pero poderosa palabra.
No existe tal cosa como «jugar como niña»
Más de una vez escuchamos que los niños dijeran «juegas como niña», «lloras como niña», «eres como una niña» ¡pero eso no tiene ningún sentido! Las niñas superan a los niños en muchas cosas, igual que las mujeres adultas a los hombres. Ganar o perder no es cuestión de género. Es momento de criar niñas (y niños) que lo entiendan. Las chicas son fuertes y son luchadoras.Hay atletas increíbles y muchas de ellas empezaron desde niñas. Lo mejor es criar hijas que crezcan con la idea de que pueden hacer cualquier cosa que se propongan lejos de pensar que son «demasiado delicada» o que es «cosa de niños».
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