Maternidad

La maternidad es un aprendizaje constante y no tienes que sentirte presionada

La maternidad a menudo es retratada como algo fácil que sigue un manual sin embargo, es momento de que dejes de tratar de ser como todas las demás

Cuando las personas piensan en maternidad, visualizan a una mujer valiente y amorosa, inquebrantable  invencible. Pero hay una cosa que no todos toman en cuenta y es que detrás de esa gran mujer, hay lágrimas, ojeras y la sensación de nunca ser lo suficientemente buena.

Sí, ser mamá te convierte en una mujer capaz de todo. Por tus hijos eres capaz de todo. Sus lágrimas se convierten en tus lágrimas y sus risas en las tuyas. Sin embargo, no importa cuántos expertos hayan estudiado el tema o cuántos libros existan para guiarte en el camino, al final, no existe nada que te diga cómo ser perfecta más que tu propio instinto.

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La maternidad ha cambiado con los años y lo que era «ideal» para tu abuela o incluso tu madre, no lo es para ti. Cada mujer enfrenta sus propios obstáculos y debe aprender a su modo.

Durante la búsqueda por un bebé, el embarazo, el nacimiento y el resto de la vida, escucharás un sin fin de consejos de quienes creen tener la respuesta a todos tu problemas.

Nunca falta esa persona que considere que no estás haciéndolo bien o que «podrías ser mejor». Y mientras que siempre se agradece un consejo sincero, las opiniones no solicitadas con respecto a la forma en la que educas a tus hijos siempre caen como una bomba helada.

Después de todo, ¿quién nació sabiendo cómo ser mamá?

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La maternidad es un aprendizaje constante y tus hijos son clave en el proceso. Una va aprendiendo de la experiencia de otras pero al mismo tiempo, va sobre la marcha de lo que su instinto le dice.

Cada una es madre a su manera y cada una aprenderá de su cuerpo y los cambios que llegan con los hijos. Hay desafíos obvios pero una descubre la mejor manera de maniobrar sobre la adversidad para no tropezar.

Ser madre es un regalo inimaginable para cualquier mujer que vea en sus hijos un amor incondicional. Es una conexión inigualable, un amor que crece continuamente y que siempre da más y mejor.

No te sientas presionada por el paso al que van las demás. Tampoco te sientas culpable por no «cumplir» con las expectativas de la sociedad y mucho menos te compres la idea de que no eres suficiente.

 

 

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