El mundo está pasando por momentos complicados en todos los sentidos. La actual pandemia por COVID-19 nos ha obligado a mantenernos aislados en casa, aplicando el distanciamiento social para evitar la propagación del virus.
La constante tensión que se vive actualmente, ha hecho que los niños vivan con estrés, ansiedad y hasta depresión. Aunque parecen momentos caóticos, es posible darle la vuelta a la situación y aprovechar para enseñarles buenos valores, así como el poder de la inteligencia emocional.
La inteligencia emocional es la capacidad de comprender, usar y auto-regular nuestras emociones. Ésta es importante porque puede encaminar al éxito en situaciones sociales y emocionales, ayuda construir relaciones sólidas, tomar buenas decisiones y lidiar con situaciones difíciles.
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Aunque suene algo que sólo los adultos podrían comprender, los niños pueden desarrollarla desde temprana edad, apróximadamente a partir de los 4 años, según explica los expertos en crianza infantil. Por ejemplo, si se sorprenden ante un ruido fuerte, se tapan los oídos o si algo les asusta, se tapan los ojos.
Los sentimientos tienen un propósito
La primera pieza de inteligencia emocional es la conciencia y la comprensión de las emociones.
Es importante enseñarles que su sentir es válido, que sus emociones son importantes y que está bien sentirse enojados o con miedo pero que deben transformarlo en algo positivo. Permitir que los niños lloren, sientan y se expresen sin reprimirlos o decirles que «está mal» es clave para que entiendan sus emociones y no las transformen en acciones negativas.
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También hay que enseñarles a ser empáticos.
La empatía nos ayuda a entender las emociones de los demás, a preocuparnos por otros y a construir buenas amistades y relaciones. Esto les ayudará distinguir qué decir y cómo comportarse con alguien que siente emociones fuertes.
Enseñarles a tener un corazón compasivo les ayuda a entender que las buenas relaciones no se cultivan con poder sino con estima y que el buen trato entre niños y niñas son pieza clave para que exista un balance.
Sé un buen modelo a seguir
Recuerda que tú debes ser la primer persona que actúe con empatía, tolerancia y respeto hacia los demás.Los niños observan a otros para aprender formas apropiadas de comportarse e interactuar. Son fácilmente influenciados por los comportamientos que ven a su alrededor. Puedes ser un buen modelo a seguir reconociendo y valorando los sentimientos de los demás, y mostrando comprensión y simpatía cuando alguien está triste, molesto, angustiado, frustrado o necesita ayuda.
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