Pareciera que la maternidad tardía se ha convertido en una tendencia que ha ayudado a acabar con la presión del «momento adecuado» para tener un primer hijo.
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Según un informe del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades en los Estados Unidos, cada vez son más las mujeres que deciden tener bebés cerca de los 30 o pasados los 35 años.
En el pasado, las mujeres estaban acostumbradas a casarse y tener hijos a temprana edad porque dependían económicamente de los hombres, quienes se dedicaban únicamente a trabajar. Hoy, aunque aún no existe una equidad salarial del todo, las mujeres pueden ser económicamente independientes por lo que tienen la seguridad de mantener un hijo, si así lo desean.
Además, existe una mayor liberación sexual, así como avances en el control de la natalidad. Los derechos reproductivos son más amplios permitiéndole a las mujeres llevar vidas sexualmente más libres. Las exigencias del mundo actual también han hecho que muchas jóvenes estén enfocadas en los estudios superiores, posgrados y eventualmente a sus profesiones.
Hoy también existen más pruebas para confirmar que todo está bien. Las posibilidades de que un bebé presente una alteración cromosómica en una mujer que pase los 35 o 40 años son más elevadas. La buena noticia es que se puede conocer el riesgo que pueda correr desde que comienza el embarazo.
Las mujeres de dicho rango de edad que están decidiendo embarazarse por primera (o segunda) vez son la muestra de que es posible concebir pasado el «reloj biológico». Eso sí, la calidad de los óvulos es cada vez más deficiente, provocando que la fertilidad disminuya. Sin embargo, no es un motivo suficiente para renunciar a ser madre.
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