La convivencia familiar no es para nada sencilla, los caracteres, los intereses se mezclan de forma tal que a veces no se logra el acuerdo entre todo y se producen las discusiones normales de una familia.
Según los psicólogos, a las madres les molesta ver los errores que ellas cometieron y no quieren que se repita y de ahí se generan los roces con sus hijos.
Sin embargo, los padres tienen el deber de velar por sus hijos y llevarlos por el camino del bien y esto en ocasiones será un no a sus solicitudes. Sin embargo, los padres deben velar por un equilibrio y ceder cuando sea necesario.
Lo más impresionante de esta situación es que, el hijo con el que más discute un padre es el que más suele parecerse a él, según la psicóloga Marta Segrelles. Precisa la experta que esos padres observan en sus hijos actitudes de las que ellos se arrepienten o les habría gustado evitar para evitar problemas. Como dicen por ahí si alguien te cae más es porque algo tienen ellos de ti.
Por qué sucede esto
Una de las causas es que durante la infancia los niños suelen imitarlo que ven y oyen de sus padres, desde los gestos hasta las palabras.
“Todo lo que te molesta de otros seres es solo una proyección de lo que no has resuelto de ti mismo”, dice Segrelles.
Debido a esto las manifestaciones de algún sentimiento negativo provocada por los padres de forma inconsciente se generan y es por esto que empiezan los problemas pues no les gusta esa forma de ser que se encuentra en ellos.
Qué hacer
Nada mejor que la aceptación. Los padres deben aceptar esas actitudes como parte de ellos y manejar estas situaciones con inteligencia para evitar las confrontaciones, es la manera más útil de llegar a un sano acuerdo sobre los diferentes temas que viven a diario como familia.