¿Cuántas veces no has regañado a tus hijos porque no quisieron darle un beso a la abuela? ¿Recuerdas la vez que obligaste a tu hijo acercarse a saludar a tus compañeros de trabajo cuando lo llevaste a la oficina?
Cuando nos encontramos con amigos o familiares, por más odiosos que sean, estamos acostumbrados a hacer contacto físico para saludar. Ya sea con un beso en la mejilla, un abrazo o un apretón de manos. Por ello, es muy común que muchas mamás les enseñen a los pequeños que deben saludar a los adultos con un abrazo y un beso. A veces incluso, lo hacen como algo que los hace ver simpáticos («saluda, enséñales cómo das besos»).
El problema con la insistencia en abrazos y besos es que se convierte en una instrucción-regaño, como cuando les pides que recojan su cuarto. Con esto, estás insinuando que habrá una consecuencia negativa si no cumplen.
Así que cuando dices «dale un abrazo y un beso», estás imponiendo algo y tus hijos lo tomarán como «no me importa si te sientes cómodo o no, tienes que mostrar afecto».
Cuando un niño se siente obligado a mostrar afecto, recibe el mensaje de que no tiene control de su propio cuerpo. Y ese es un mensaje peligroso pues pensarán que necesitan cumplir con las solicitudes de afecto de un adulto, abriéndose a más probabilidades de ser abusados sexualmente.
Imagina que le has enseñado a tu hija/o a saludar de beso y abrazo a todos y que la has regañado cuando se niega. Si un desconocido, con malas intenciones le pide que lo haga, ésta está «programada» a cumplir.
Sin embargo, si le has enseñado a que puede decir que no si no se siente cómodo, es más probable que pueda alejarse si alguien le pide ese acercamiento físico.
¿Qué hacer?
Envía a tus hijos un mensaje más saludable sobre su cuerpo. Enséñales que tienen derecho a elegir si quieren que alguien les haga cosquillas o si quiere sentarse en el regazo de alguien, eso le demuestra que puede tomar esas decisiones basándose en su propio nivel de comodidad.
Implementa la regla de que nadie tiene que tener contacto físico con nadie si no lo desea, esto incluye familiares y amigos cercanos.
Tus hijos no tienen que mostrar afecto físico para complacer a alguien. El hecho de que alguien intente culpar a un niño para que le dé un abrazo de despedida, no significa que tenga que hacerlo. Los niños no están obligados a agradecer el regalo de la abuela con un beso o un abrazo, un «gracias»y una sonrisa son suficientes. Tampoco tiene que haber castigos de por medio si no saludan de beso al tío o a la amiga que llegó de visita.
Desde pequeños enséñales: «Sólo tú estás a cargo de tu cuerpo y de quién lo toca». Les servirá toda la vida.
Si un pariente le pide un abrazo a tu hijo, pregúntale si le gustaría hacerlo y no lo regañes si se niega.
Muchos padres creen que no dar un abrazo o beso a alguien es percibido como grosero o descortés. Pero siempre hay formas de enseñarles a tener educación. Dar la mano es una opción cuando se encuentre con nuevas personas pero incluso así, debes explicarle cómo puede ser apropiado hacerlo.