El término alopecia se refiere a la disminución o pérdida de cabello. Puede ser específica o abundante, temporal o definitiva. En los niños puede deberse a causas psicológicas, maniáticas, por hongos e incluso por cicactrices en el cuero cabelludo.
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El doctor Leonardo Escobar (@pediatraleoescobar), especialista en pediatría, explica que «se habla de una placa alopécica cuando es solo una región muy concreta del cabello la que carece de pelo».
«Para un entendimiento adecuado de las alopecias, es necesario conocer que el crecimiento del pelo es cíclico. Es decir, que pasa por tres etapas: de crecimiento (anágena), que dura de 2 a 6 años, en la que el pelo crece un centrímetro cada mes. De reposo o catágeno, que dura unas 3 semanas, y finalmente de caída o telógena, que dura de 3 a 4 meses, y donde pueden caer de 80 a 100 cabellos por día», detalla el experto en su cuenta de Instagram.
Cuando se trata de Dermatología, la alopecia representa entre el 3% y 8% de las primeras consultas.
Dos tipos básicos de alopecia
Cicatriciales (irreversibles) y no cicatriciales. El pediatra Leonardo Escobar precisa que «en ambas se produce un desprendimiento del cabello a nivel del folículo. Pero en el primero existe una destrucción de éste que lo hace irrecuperable. En el caso de las no cicatriciales, el folículo no se destruye, aunque sufre cambios funcionales que podrían ser recuperables».
Pero también existe la alopecia androgenética que, aunque no es cicatricial «es lentamente progresiva e irrecuperable. En las alopecias cicatriciales se consigue pellizcar el cuero cabelludo a nivel de la placa de alopecia, debido a la atrofia folicular. Sin embargo en las alopecias no cicatriciales es difícil pellizcar el cuero cabelludo pues persisten los folículos».
En caso de que el niño sufra una alopecia no cicatricial, debe ser llevado a un dermatólogo especializado para la aplicación de un tratamiento.