La pérdida de un embarazo es, por lo general, una situación muy dura para los padres quienes esperaban con ansias la llegada de su bebé. Algunas parejas deciden no tener más hijos, otros desean quedar embarazados enseguida y por último están los que esperan un tiempo mientras asimilan la pérdida.
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Al hijo que nace después de haber perdido uno anterior, se le conoce como «bebé arcoiris», precisamente por su efecto en la vida de sus padres. Su llegada implica alegría y calma.
La psicóloga Valeria Razzi @nubepsicologica precisa algunas consideraciones de estos bebés que te detallamos a continuación:
Es importante saber que este nuevo bebé no está para sustituir al anterior. Pues cada uno guarda un puesto diferente e importante en la vida de sus padres. Este hijo que acaba de nacer tiene derecho a disfrutar de su identidad personal.
Los padres tienen la libertad de decidir si quieren concebir de nuevo y el tiempo. Olvídense de competir o de llenar espacios que pueden quedarse así. Cada bebé tiene su propio espacio en sus vidas.
El duelo y todo lo que conlleva la pérdida de un hijo puede trabajarse en terapia. Aprovechen la oportunidad de trabajar este proceso personal.
Evitar decirle al niño cosas que impliquen se sienta culpable por estar en el mundo y su hermanito no. «Te tuvimos porque tu hermanito se murió», «agradece que tú estás vivo, tu hermano no pudo». Esto es fatal para el niño.
La llegada de un nuevo bebé puede producir en papá y mamá una necesidad de sobreprotegerlo a raíz de la pérdida del anterior. Es importante reconocer si esto está pasando y recordar que un desarrollo óptimo se logra con la plena exploración del entorno. Los niños necesitan ser autónomos, independientes, interactuar con otros, cometer errores y solucionarlos para poder aprender.