Por generaciones, las nalgadas han sido vistas como una forma de castigar a los niños que se portan mal. El dolor que provocaba el golpe, hacía que uno pensara dos veces antes de volver a hacer travesuras sin embargo, las opiniones son divididas sobre si es o no correcto esta forma de educar a los niños.
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Los que están a favor afirman que es seguro, necesario y efectivo; los oponentes argumentan que las nalgadas son dañinas para los niños y que violan sus derechos humanos a la protección.
La sociedad ha cambiado y la forma de educar a los niños ya no es la misma que antes, además de que cada vez son más los grupos que velan por sus derechos. Con el avance de estudios que registran los daños psicológicos en niños, la nalgada y otros métodos de castigo que involucran el cuerpo, han hecho que los órganos legislativos estatales delimiten hasta dónde se puede «corregir» el comportamiento de un niño.
En México existen estados como Coahuila, en donde desde hace tres años las leyes estatales establecen que los padres de familia castiguen a sus hijos “de una manera prudente y moderada”. Aunque de acuerdo a la Ley para la Familia de Coahuila, en su artículo 413, “en ningún caso esta facultad implicará cualquier forma de maltrato.”
A pesar de que la población tiene sus propias opiniones con respecto a la nalgada (pues es un método de castigo «tradicional»), el titular de la Procuraduría para Niños, Niñas y la Familia del estado (Pronnif) aclara que:
La nalgada es producto de violencia, entonces de ahí que cualquier acto que vaya pendiente a infligir algún tipo de violencia física o psicológica, está considerado como violentar al niño.
En caso de infringir dicha ley, una persona podría ser acusada de maltrato infantil y terminar frente a un juez cívico. Esto por supuesto incluye el acto de disciplinar a un niño con nalgadas.
De acuerdo al artículo 4 de la Ley del Sistema Estatal para la Garantía de los Derechos Humanos de Niños y Niñas, todo menor tiene derecho “a una vida libre de violencia, a la integridad, la libertad y la seguridad.”
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La ciencia respalda que las nalgadas no es un método seguro, ni efectivo de castigo pero por supuesto, esto no hace que los padres que han usado azotes sean malos padres o unos tiranos. En el pasado, simplemente no se pensaba en los riesgos ni que se tratara de una forma de maltrato o violación a los derechos de un niño.
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