Si crees que solo necesitas agua cuando tienes sed, te tengo noticias: en ese punto, ya estás deshidratado.
¿Cuánta agua necesitas realmente?
No hay una fórmula mágica porque la cantidad varía según la intensidad del ejercicio, la temperatura y hasta cuánto sudas.
Una forma sencilla de calcularlo es pesarte antes y después de entrenar (sin ropa y sin comer ni beber en el proceso). La diferencia en kilos, multiplicada por mil, te da la cantidad de líquido que perdiste en mililitros. Así puedes ajustar tu consumo de agua para reponer lo que tu cuerpo necesita.
Signos de deshidratación: tu cuerpo te habla
Orina oscura, fatiga, calambres, taquicardia e incluso mareos pueden ser señales de que tu cuerpo necesita agua con urgencia. En casos más graves, la deshidratación severa puede afectar la conciencia y requerir atención médica inmediata.
Hidratación inteligente: antes, durante y después del ejercicio
Según Martha Gutiérrez, médico rehabilitador del hospital IMED de Valencia, es clave hidratarse en todo momento.
Antes, unos 500 ml de agua dos horas antes del ejercicio. Durante, entre 100 y 150 ml cada 15-20 minutos. Después, al menos 500 ml para recuperar lo perdido.
Para entrenamientos cortos o de baja intensidad, el agua es suficiente. Pero si tu sesión es intensa o dura más de una hora y sudas mucho, las bebidas isotónicas pueden ayudarte a reponer sales y glucosa, evitando la fatiga.
Lo que no debes hacer
Evita beber grandes cantidades de agua de golpe o en momentos de respiración agitada, ya que podrías sentir molestias estomacales. También, limita el consumo de cafeína antes del ejercicio, ya que es diurética y puede deshidratarte más rápido.
Recuerda que escuchar a tu cuerpo y mantener una hidratación adecuada marcará la diferencia en tu rendimiento y bienestar. ¡Tu cuerpo (y tu energía) te lo agradecerán!
