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El aterrador testimonio de 2 pacientes de Marilyn Cote que muestran todos los delitos en los que pudo haber incurrido

Dos de las víctimas rompen el silencio y hablan de la actuación de la supuesta psiquiatra Marilin Cote

La Fiscalía General del Estado de Puebla ha recibido cinco denuncias por parte de víctimas que fueron atendidas por la supuesta psiquiatra Marilyn Cote, quien desde hace un tiempo se ha convertido en un meme.

Sus videos inventándose idiomas y sus imágenes photoshopeadas haciéndose pasar por agente del FBI o taekwondista han llenado las redes sociales, pero detrás de eso hay casos de jóvenes a las que la supuesta psiquiatra diagnosticaba graves enfermedades mentales y recetaba medicamentos que afectaron la salud de muchos pacientes.

Este 14 de noviembre, el fiscal general Gilberto Higuera Bernal señaló que, además del delito de usurpación profesional, Marilyn Cote posiblemente tendrá que enfrentar otros cargos, por lo cual se está llevando a cabo una investigación más amplia.

Explicó que, además de falsificar, al recetar y atender a personas con problemas psiquiátricos, Marilyn Cote pudo haber causado daños a la salud de las personas que acudieron para recibir atención médica con ella, reseñó el diario El Popular.

Doctoralia la página web que atrapó pacientes

Dos de las víctimas de la supuesta psiquiatra hablan al diario el País, Alitzel García, de 26 años, que llegó al consultorio de Cote con una tristeza que hacía meses que no la dejaba dormir. Llegó a través de la página Doctoralia. También de esta página web se fió Regina, de entonces 19 años, a quien la ansiedad la tenía desesperada.

La primera fue diagnosticada con “un trastorno de personalidad narcisista” y la segunda, con esquizofrenia.

A ambas les recetó antidepresivos y antipsicóticos, que prescribía con una cédula falsa.

La famosa psicóloga atendía en su oficina, pintada de azul y puertas de madera, con el estetoscopio colgado al cuello. Al empezar era siempre “amable”.

“Se esforzaba mucho por agradar”, relata Alitzel García. “Hablaba con mucha seguridad en sí misma”, refiere Regina, “me decía que había sacado casos muy difíciles adelante. Yo llegué desesperada, confundida, tenía ataques de pánico diarios, era algo que no había sufrido antes y me encontraba muy preocupada, ella parecía tener mucha experiencia, muchas credenciales, y pensé: tal vez ella me puede ayudar”.

Las sesiones en 2019 costaban entonces unos 1.000 pesos (alrededor de 50 dólares) y eran variables en tiempo. A veces 20 minutos, otras una hora. “Si le preguntaba me decía: ‘Mi trabajo como experta vale lo mismo, yo decido cuánto duran las terapias”, explica Regina.

Con Regina, que estaba en sus primeros semestres de Mercadotecnia en la Universidad de Puebla, Cote tardó cuatro sesiones en proponerle una medicación.

Regina medicada por “equizofrenia”

La joven estaba en una relación de pareja “muy estresante” y tenía tanta ansiedad que estaba “muy asustada”. “Al principio me dijo que me quería conocer más a fondo antes de recetarme nada”, cuenta, “sí me sugirió la idea de que yo tenía rasgos narcisistas. No me lo tomé a mal, porque yo estaba muy abierta a mejorar, a que me dijeran verdades, y pensé que ella era la experta”.

A la cuarta sesión, Cote le expuso que después de “un análisis exhaustivo” de su perfil y su lenguaje corporal, Regina tenía esquizofrenia. Aunque la joven nunca hubiera tenido alucinaciones ni algún signo previo, la psicóloga le explicó que “era cuestión de tiempo”, por lo que tenía que empezar a medicarse de forma urgente si no quería que se agravara.

“Yo estaba impactada. Le dije: ‘Es algo grave, ¿estás segura?’. Me dijo que mi desconfianza hacia mi pareja eran delirios paranoides y que el movimiento de mis ojos era un signo delator de la esquizofrenia, que ella había trabajado como perito y en hospitales psiquiátricos de renombre y que estaba segura”.

Con el diagnóstico, Cote le recetó el antidepresivo venlafaxina, y dos antipsicóticos: risperidona y quetiapina. Regina los pudo comprar sin problema en la farmacia, pero no se atrevía a tomarlos.

“Como no me estaba tomando su medicación, me trató de asustar: me dijo que yo era una persona necia, que no entendía razones, que ella había visto cómo los pacientes que se negaban a medicarse llegaban al suicidio, y me dijo que ese iba a ser mi caso. ‘Vas a tener alucinaciones visuales, auditivas, vas a perder el contacto con la realidad, y vas a atentar contra tu vida”.

Alitzel, depresiva y narcisista

El caso de Alitzel García fue mucho más rápido. Cote le dijo que tenía “una depresión detonada por una personalidad narcisista” y desde la primera sesión le recetó un antidepresivo, duloxetina, alprazolam para la ansiedad y quetiapina, un antipsicótico.

“Ella me dio las muestras médicas para el tratamiento inicial y luego me recomendó ir a la farmacia que estaba precisamente a la vuelta de su consultorio, donde me surtieron de todo sin problema”, cuenta la paciente. “Me dijo que estuviera tranquila, que ella era neuropsicóloga y lo podía recetar”.

“Nunca tuve mejoría. Lo único que relativamente mejoró fue el insomnio”, recuerda García, “el antipsicótico me lo estuvo cambiando por otros, porque yo no estaba mejorando sino que aumentaba mi ansiedad. Tenía muchos efectos secundarios: temblores, más ansiedad, no me podía estar quieta”.

Estuvo casi ocho meses en la consulta de Cote y el final lo marcó el miedo: “Como no mejoraba, me dijo ‘si no se te quita la ansiedad te voy a mandar un antipsicótico inyectable’. Le dije que no y dejé de ir”.

El consultorio de Marilyn Cote está clausurado por la Comisión de Riesgos Sanitarios y la Secretaría de Puebla le ha dado un ultimátum para demostrar que es médica, antes de imponer más sanciones o arrestarla, tanto Regina como Alitzel reconocen: “Qué bueno que esto está saliendo a la luz”.

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