Un arqueólogo principiante llamado Erlend Bore hizo el hallazgo de su vida mientras caminaba por una zona de la isla de Rennesoy, en las cercanías de la ciudad de Stavanger, en Noruega. Este científico, que estaba con un simple detector de metal, halló un verdadero tesoro de joyas con 1.500 años de antigüedad.
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De acuerdo con una reseña de Emol, Erlend encontró unos nueve pendientes, tres anillos y hasta 10 perlas de oro, que seguramente pertenecieron a algún aristócrata de hace 1.500 años.
El arqueólogo llevó los restos de su hallazgo para el Museo Arqueológico de la Universidad de Stavanger, para que fueran analizados y así comprobar su validez. El director de esta institución, llamado Ole Madsen, confirmó la veracidad de estos hallazgos arqueológicos y dijo a la prensa que es extremadamente inusual encontrar tanto oro junto.
Lo más insólito de este hallazgo es que Erlend Bore lo hizo por un simple pasatiempo. Después de la pandemia estaba sumergido en el interior de su hogar y sin querer salir. Su médico le recetó salir a realizar cualquier actividad en la que tuviese que caminar en exteriores.
Le recomendó que buscara una actividad que lo motivara y fue así como se compró un detector de metales para salir a buscar cualquier cosa.
¿Le pagaron por este hallazgo?
Las autoridades de la Universidad de Stavanger informaron que los primeros hallazgos de Erlend fueron chatarras. Pero poco después de estar caminando se encontró con estas joyas que en total tienen unos 100 gramos de piedras preciosas.
Al arqueólogo amateur no le quedó nada más que el reconocimiento de las autoridades de su país. Las leyes dictaminan que los objetos que sean anteriores a 1537 y monedas previas al año 1650 son propiedad del Estado. Entonces, quien las encuentre no las puede comercializar y entregar a las instituciones encargadas de preservarlas.
Los expertos que analizaron las joyas encontraron un tesoro más enorme que su valor monetario. Los juegos de pendientes tienen símbolos relacionados al Dios noruego, Odín.