Las vemos y aceptamos todos los días, pero realmente casi nunca las cuestionamos. ¿Adivinaron? Así es, nos referimos a las famosas cookies en internet, pequeños archivos de texto que los sitios web almacenan en nuestro navegador para recordar información valiosa. Básicamente, su principal función es facilitar la navegación, recordar preferencias o datos de sesión, como el idioma principal o el carrito de compras. Asimismo sirven para recopilar datos sobre la actividad en línea, para que así los sitios o anunciantes puedan ofrecer contenido personalizado.
¿El problema? Si bien parecen ser una respuesta a la automatización de nuestros gustos, lo cierto es que las cookies - así como gran parte del internet - también pueden llegar a ser altamente vulnerables. Incluso, en casos más graves puede bastar sólo un hacker con buen conocimiento en el tema para robar tus datos y usarlos para su propio beneficio.
¿Cuáles son los riesgos de las cookies?
La experiencia de usuario hoy lo es todo. Importa para volver a los sitios, para clasificarlos y entender cuáles son de nuestro agrado. Pero como todo en este mundo mediatizado, también son un objetivo atractivo para los ciberdelincuentes.
Y es que aceptar cookies sin considerar las implicaciones de seguridad puede llegar a exponer a los usuarios a riesgos impensados. Por ejemplo, los ciberdelincuentes pueden utilizar las cookies para acceder ilegalmente a datos confidenciales, realizar transacciones no autorizadas o propagar malwares. Normalmente, su intención es obtener datos que pueden ir desde el inicio de sesión hasta hábitos de navegación y preferencias personales, que luego utilizan para los ataques en línea.
Un recordado caso relacionado a estos riesgos fue el ataque al gigante de los videojuegos Electronic Arts por el grupo de hackers Lapsus$, que se ejecutó utilizando Racoon Stealer, un malware diseñado para robar cookies y permitir a los hackers crear una cuenta clonada de un empleado para robar cientos de gigabytes de datos sensibles, incluyendo código fuente de juegos.
¿Qué puedo hacer para protegerme?
Pero que no cunda el pánico: Para combatir estas amenazas existen varias medidas. De partida, las empresas pueden implementar software que asigne direcciones IP estáticas y restrinja el acceso solo al tráfico autorizado. Esta medida bloquea el acceso a aplicaciones SaaS, fundamentales para muchas organizaciones, incluso si un ciberdelincuente obtiene cookies de sesión. Además, facilita la respuesta rápida a actividades sospechosas y alinea los permisos de los usuarios con sus roles y responsabilidades, protegiendo datos sensibles.
Por otro lado, para los usuarios es fundamental ser conscientes de los riesgos asociados con las cookies y otras tecnologías de seguimiento en línea. La recomendación siempre será ser cauteloso sal aceptar cookies de sitios web, sobre todo de los más desconocidos. También evitar hacer clic en enlaces o descargar archivos de fuentes no confiables. Otras buenas prácticas son cambiar cada cierto tiempo las contraseñas y establecer autenticaciones en dos pasos, especialmente en plataformas bancarias, comercios digitales y redes sociales.
Con todo, siempre podrás gestionar y eliminar las cookies a través de la configuración de tu navegador, aunque hacerlo podría llegar a afectar la funcionalidad de algunas páginas web, por lo que sólo se recomienda en casos de sospecha.