Cristina Maag, una viajera desde que tenía 12 años nos comparte sus experiencias de reencuentro a través de su largo recorrido por diversos lugares del mundo.
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Para ella, adentrarse en nuevos horizontes es sinónimo de abandonar la comodidad, desafiando las costumbres y el idioma arraigado en su rutina. Cristina sostiene que aquellos que se aventuran en viajes descubren aspectos que difícilmente pueden desarrollar viviendo en un solo lugar.
¿Qué hay de esos sitios en los que puedes reencontrarte contigo misma?
Aquellos lugares mágicos en los que tenemos la oportunidad de conectar con nuestro yo nos generan mucha paz. Sin embargo, la apasionada viajera nos sorprende con su experiencia al compartir que parte de su sanación personal fue la interacción con quienes cruzó en su camino, cada uno tomando rumbos distintos.
Nos recuerda lo esencial de abrazar lo inesperado y permitir que la travesía se transforme, desviándose de los planes iniciales.
“Date la oportunidad de vivir cosas que no están bajo tu control”
Cristina comparte una reflexión conmovedora. Durante procesos de duelo, anhelamos recobrar el dominio sobre nuestras vidas, intentando también controlar los viajes. Ella apoya la planificación, pero resalta la importancia de fluir. Y es que a los 18 años, emprendió su primer viaje de autodescubrimiento y dejó su país durante 10 años. De Buenos Aires a Francia, Suiza, China, Alemania y, finalmente, Dubai antes de regresar a Ecuador. A los 18, lidiaba con dudas e incomprensiones hacia sí misma.
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A su regreso, enfrentó una intensa crisis emocional que repercutía en su bienestar. Optó por la terapia y concentrarse en sí misma. Pero sintió la llamada de una nueva travesía para reconciliarse con su ser, emociones y cuerpo.
“El momento perfecto es cuando tú decides”
Cristina comparte un consejo invaluable: no existe un momento perfecto para lanzarse a hacer algo nuevo, ya que ese momento es cuando una misma decide. Mujeres de todo el mundo, especialmente aquellas que afrontan pérdidas dolorosas, buscan su guía.
Cristina, desde su experiencia, enfatiza que está bien sentir tristeza; lo crucial es transformarla en aprendizaje y evitar estancarnos. Nos anima a ser viajeras informadas antes de explorar un nuevo destino.
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