El aromático limón, cuyo color verde o amarillo les da vida a los fruteros de muchas cocinas, goza de una gran fama por las muchas y polivalentes propiedades saludables que se le atribuyen, desde combatir la hipertensión a contrarrestar el estrés.
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Pero también se conoce por sus usos en cosmética, para mejorar el cutis, en perfumería e incluso en química, como desinfectante o aromatizador en productos de limpieza.
Salud para las células
En función del contenido de la revista CuerpoMente, “la ciencia de la nutrición tiene claro que prevenir las principales causas de la muerte y la enfermedad (diabetes, obesidad, cáncer, infartos…) pasa obligatoriamente por aumentar el consumo de fruta”.
Doble protección antioxidante
El limón, como la mayoría de las frutas, es muy rico en agua, tiene muy pocas calorías, está exento de colesterol y su contenido en grasas totales y saturadas es insignificante.
Además, tiene aproximadamente una tercera parte menos de azúcares que el resto de las frutas. Todo esto lo hace muy ligero (sólo 28,5 calorías por cada 100 gramos).
Así mismo, es rico en vitamina C, de hecho, 100 gramos aportan el 62% de la cantidad recomendada al día.
El poder del limoneno
De los incontables fitoquímicos del limón, uno de los más estudiados, por su potencial para promover la salud y por su seguridad, es un terpeno denominado limoneno. Tanto es así que los científicos intentan hoy diseñar alimentos enriquecidos con limonoides para prevenir muchas enfermedades.
En concreto, se ha sugerido que los limonoides podrían reducir el riesgo de enfermedades degenerativas, hipertensión, cataratas e infarto, aunque faltan estudios en humanos para extraer conclusiones definitivas.