El video dura apenas 22 segundos y bastan para ver la brutal agresión que esta mujer sufrió en manos de un hombre. El sujeto persigue a la mujer hasta tomarla por el cabello, la bota al suelo y comienza a patearla en su rostro, mientras la continúa sosteniendo del cabello la arrastra por casi dos metros y la sube al auto.
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El violento episodio, difundido por la cuenta de Twitter Mirando Quito, ocurrió en la ciudad de Quito, el lunes 5 de diciembre pasado, poco después de la medianoche, y quedó registrado en una cámara de seguridad privada.
Aún no hay un pronunciamiento oficial por parte de la víctima y su familia. Sin embargo, el hecho demuestra una vez más que las mujeres en Ecuador a diario enfrentan estos eventos violentos, y en muchos de los casos simplemente se suman a la lista de femicidios que ya alcanzan más de 300 mujeres en este 2022.
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¿Qué hacer si soy víctima de violencia?
En primer lugar debes tener claro que sea cual sea la situación a la que te enfrentes a diario con el agresor, afuera hay muchas personas que van a entender tu situación, psicológos, abogadas/os, y otros expertos que sin juzgarte escucharán tu historia.
Si tú estás sufriendo de violencia en este momento o conoces a alguien, esto es lo que debes saber:
- Apóyate inmediatamente en un familiar, amigo o amiga de mucha confianza que te crea y escuche.
- Asiste o llama al número del ECU 911 para presentar tu denuncia o a cualquier estación de la Policía Nacional.
- De ser posible, recopila todas las pruebas necesarias que demuestren la agresión de la que has sido víctima.
- Comunica si consideras que tu vida o la de tu familia corre peligro, ya que por ley deberán brindarte la protección necesaria.
- No dudes de tus ideas, opiniones y decisiones ni permitas que nadie te haga dudar de tus acciones, lo importante es salir de esa situación.
En tu defensa
Activa el botón de pánico, boleta de auxilio y todas las medidas que te brinde la Fiscalía General del Estado. Estamos claros que las agresiones en muchos de los casos van acompañadas no solo de golpes, pues los insultos y vejaciones también te destruyen.
