Una familia canadiense se encuentra recorriendo el mundo por una especial razón: tres de sus hijos padecen una enfermedad que le generan problemas en la visión, por lo que quieren viajar por diversos rincones del planeta para generar “recuerdos visuales” en los menores antes que pierdan la vista.
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Según consigna CNN, Edith Lemay y Sebastien Pelletier comenzaron a notar hace algunos años que Mia, la mayor de sus cuatro hijos, comenzaba a evidenciar algunos problemas de visión.
Tras llevarla a un especialista, le diagnosticaron retinosis pigmentaria, una condición genética rara que causa pérdida o disminución de la visión con el tiempo.
Posteriormente, la pareja se dio cuenta que Colin y Laurent, dos de sus otros tres hijos, también comenzaron a experimentar problemas con la visión.
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En 2019 en tanto, los médicos diagnosticaron a los tres el mismo problema. Mientras que Leo, de 9 años, fue el único que no tuvo dicho trastorno genético.
“Realmente no hay nada que puedas hacer”, confesó la madre de los menores. “No sabemos qué tan rápido irá, pero esperamos que estén completamente ciegos a la mitad de la vida”, afirmó.
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La decisión que cambió sus vidas
Al saber que tres de sus hijos perderían la vista con los años, comenzaron a ayudar a sus hijos a desarrollar las habilidades que necesitarían para navegar por la vida.
En ese sentido, un especialista sugirió que llenaran de “recuerdos visuales” a sus hijos, hecho que les quedó grabado a los padres.
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Ante esto, decidieron comenzar a recorrer el mundo, para que los menores tengan memoria visual de diferentes sitios. Esto fue gracias a que la familia sacó sus ahorros, además que compraron la empresa en donde trabajaba el padre, en la cual tenía acciones. “Fue como un pequeño regalo de la vida”, aseguró.
Y tras pausar un tiempo su decisión producto de la pandemia, comenzaron este año a recorrer diferentes lugares. Así desde Quebec en Canadá, fueron por ejemplo a Namibia en África, donde se acercaron a los elefantes, cebras, jirafas y otros animales. Luego estuvieron en Zambia, Tanzania, para luego partir hacia Turquía.
“No voy a enseñarles un elefante en un libro, voy a llevarlos a ver un elefante de verdad. Voy a llenar su memoria visual con las mejores y más bellas imágenes que pueda”, confesó la madre de los niños.
La familia en tanto tiene pensado volver a su hogar en Quebec en marzo, aunque tratan de no pensar más allá en el futuro, ya que han aprendido a vivir el presente.
“Este viaje nos ha abierto los ojos a muchas otras cosas, y realmente queremos disfrutar de lo que tenemos y de la gente que nos rodea”, señaló el padre. “Si eso puede continuar cuando regresemos, incluso en nuestras rutinas diarias, será un gran logro”, concluyó.