Es normal que todas las madres tengan el instinto de sobreproteger a sus hijos, especialmente si son primerizas, pero en realidad trae más daños que beneficios.
Aunque ellas lo hacen con la mejor de las intenciones, expertos afirman que estas conductas desarrollan en niños y jóvenes baja autoestima, timidez, aislamiento, desconfianza y ser temerosos de su entorno.
Por tal motivo, es importante detectar las señales de que estás sobreprotegiendo a tu hijo para corregirlas a tiempo y criar personas independientes, felices y seguras de sí mismas.
Uno de los primeros indicios es el exceso de recompensas con regalos materiales. No solo en cumpleaños o Navidad, sino que premias cada buena acción con algo que sea de su deseo.
De acuerdo con Psicología y Mente genera que se vuelva demasiado caprichoso y piense que por hacer las cosas correctamente en la vida siempre se va a obtener un regalo, de forma que así nunca valorará hacer las cosas.
Lo mismo sucede con los elogios, si estos son desmedidos, podría llegar a creer que tiene unas capacidades por encima de sus posibilidades, y en caso de que no sea así, sufrirá muchas frustraciones. Incéntivalo, pero sin exagerar.
Otro error muy común es no permitirle que asuma responsabilidades, bien sea porque es pequeño todavía o porque tú puedes ‘hacerlo mejor’. Con esto, no le estás ayudando a desarrollar las habilidades necesarias para convertirse en un adulto responsable que afronta sus propios retos.
Al contrario, lo estás haciendo dependiente e incapaz de resolver sus propios problemas. También es común que personas que se criaron de esta manera no asuman su culpabilidad cuando no hagan las cosas correctamente.
Por último, deja de justificar cada cosa que haga tu hijo. Ellos también se equivocan e incumplen normas básicas. Es tu deber hacerle saber que no estuvo bien y cuál es la actitud correcta. Es muy perjudicial justificar sus actos negativos debido a que es importante que se le impongan unos límites sanos sobre lo que está bien o mal.