Nuestro hogar es un templo y así como nosotros debemos cuidar nuestro cuerpo y mente, también lo debemos hacer con lo que nos rodea.
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Si tu casa es un desorden, tu vida también lo es y la filosofía del Feng Shui trata de equilibrar y armonizar tus espacios para que tú también lo estés.
El Feng Shui es una filosofía originada hace más de 3.500 años en China, la cual se traduce literalmente como “viento y agua”.
La técnica del Feng Shui busca el equilibrio de la energía vital de la persona, a través de la distribución, la decoración y la orientación de los espacios en los que se desarrollan las actividades cotidianas, como en el hogar o el lugar de trabajo u ocio.
“No sólo nuestras acciones y pensamientos influyen en nosotros, sino que también lo hacen el espacio que nos rodea y los objetos que en él se encuentran”, así lo describe la interiorista Erika Suberviola, reseña ABC de España.
Suberviola considera que cada objeto que nos rodea debe estar en su lugar correspondiente y tiene un propósito en particular.
El Feng Shui se puede poner en práctica a través de tres principios básicos universales:
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En el Feng Shui, todo está vivo
En el hogar tenemos que ser conscientes de los objetos que nos rodean y que tenemos que influirlos.
En el Feng Shui, todo está relacionado
Cómo está nuestra casa refleja cómo estamos nosotros. Los objetos que nos rodean son nuestro reflejo, y no podrán ser más equilibrados o armónicos de lo que nosotros mismos seamos.
Si cambiamos nuestra casa o lugar de trabajo, también cambiaremos nosotros. Lo podremos poner en práctica a través de un orden y limpieza.
En el Feng Shui, todo cambia
Si cambiamos nuestra casa nosotros también cambiamos. Un proverbio chino dice que si nos negamos al cambio estamos produciendo un estancamiento.
Resistirse a un cambio fundamental significa que ese espacio no va a ser funcional para esa persona. En la medida en las que nuestras prioridades cambian, la casa tiene que cambiar con ella.