La reina Isabel II ha sido la monarca más longeva en la historia. Muchas generaciones no hemos conocido a otra reina al frente de la realeza británica. A sus 94 años, tiene un temple y una lucidez que nos asombra a todos. Pero hay algo en su vida que pocos conocemos.
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Su Majestad ha sabido llevar las riendas de la realeza. Ha sido testigo de diversos acontecimientos históricos que muchos solo podemos ver en las reseñas de libros.
Vio el ascenso de Margaret Hilda Thatcher, la primera mujer ministra de Reino Unido. Por cierto, esto no fue de mucho agrado al saber que otra de su propio género era también reconocida. Se trata solo de un ejemplo de toda las personalidades que ha visto nacer y morir en sus 60 años de reinado ¿pero ese era su destino?
El romance que cambió la vida a la reina Isabel II
Lo que no podemos imaginar es que convertirse en la monarca no era el destino inicial de Isabel II. Por lo menos no al nacer.
Resulta que al fallecer el rey Jorge V, quien era abuelo de la monarca británica, automáticamente la corona pasó a manos de su hijo mayor, Eduardo, este era el próximo rey.
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Dicen que el amor puede cambiar el mundo y así pasó con la realeza británica. Eduardo, el sucesor de la Casa de Windsor le propuso matrimonio a la socialité estadounidense Wallis Simpson.
Wallis ya se había divorciado en dos ocasiones . Esto no era bien visto por la realeza. Eduardo apostó por el amor y declinó ser rey en favor de su hermano Alberto.
¿Quién era Alberto?
Alberto se convirtió en el rey Jorge VI. Nació en York Cottage, el mismo día en que su bisabuelo Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha había muerto. Su padre fue el príncipe Jorge, duque de York (más tarde Jorge V), el segundo y único hijo superviviente varón de los príncipes de Gales. Su madre fue la duquesa de York, la mayor y única hija del duque y la duquesa de Teck.
Jorge VI vino al mundo el 14 de diciembre de 1895. Inseguro sobre cómo la reina Victoria viuda del príncipe Alberto, tomaría la noticia del nacimiento, el príncipe de Gales escribió al duque de York que la reina “se mostraría más bien afligida”.
Dos días después, el príncipe escribió de nuevo al duque diciendo: “Estoy seguro de que ella estaría satisfecha si te propusieras llamarlo Alberto”.
La reina Victoria se tranquilizó al conocer la propuesta de llamar al bebé Alberto y escribió al duque de York: “Tengo impaciencia por ver al nuevo bebé, nacido en un día tan triste pero bastante querido para mí, especialmente si es llamado de ese modo, nombre que es sinónimo de todo lo grande y bueno.”
Fue bautizado a los tres meses como Albert Frederick Arthur George. Aunque en su familia informalmente le dieron el nombre de “Bertie”.
Su abuela materna, la duquesa de Teck, no simpatizaba con el primer nombre dado al bebé (Alberto) y escribió proféticamente que esperaba que su último nombre (Jorge) pudiera suplantar al menos agraciado . Alberto asumió el título de rey con el nombre de Jorge VI
La monarquía le cayó en las manos
El romance de Eduardo fue decisivo para el destino de la reina Isabel. Al ser su padre el nuevo rey, ella pasó a ser la primera en la línea de sucesión de la corona. Sin embargo, si su padre hubiese tenido un hijo varón, inmediatamente ella hubiera quedado relegada. Pero no fue así. Alberto asumió el título de rey con el nombre de Jorge VI
Durante el reinado de Jorge VI, la madre del príncipe Carlos tuvo un papel muy resaltante en la corona desde los 16 años, en esa época hizo su primera aparición pública.
Sumado a lo anterior, cuando la salud de su padre se deterioró, ella asumió más responsabilidades.
En ese lapso, la reina Isabel II contrajo matrimonio con Felipe, duque de Edimburgo, en 1947, con quien tuvo cuatro hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo.
Finalmente, la coronación de la Isabel II fue proclamada el 2 de junio de 1953, pues el rey Jorge VI falleció el 6 de febrero de 1952 y ella decidió guardar luto por más de un año. Isabel no estaba destinada a ser reina de Inglaterra, pero su destino cambió por el romance de FelipeEduardo ¿Cómo hubiera sido su historia? Es una intriga que, incluso en la actual monarca, permanecerá para siempre.
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