Luciano Lamberti, siempre tuvo pasión por la literatura, concretamente por la poesía. Se recibió en Letras Modernas por la Universidad de Córdoba e hizo su tesis sobre el poeta Héctor Viel Temperley.
Después de publicar varios cuentos con editoriales pequeñas, fue La casa de los eucaliptus el que le condujo a Penguim Random House.
LA MAESTRA RURAL
En 2016, debutó con su primera novela, La maestra rural, con ese mismo sello.
La obra, trata sobre Angélica Gólnik, una profesora de pueblo, con gran talento para la poesía, que pretende esconder.
«Es una novela muy influenciada por Bolaño, Los detectives salvajes, la idea de un poeta que prefiere mantenerse al margen», señala el literato.
Hay muchas voces y testimonios sobre ella en la novela, pero la historia se focaliza especialmente en Santiago, un chico que como Lamberti, estudió Letras Modernas en Córdoba, quedó fascinado por la obra de Gólnik, quien es tildada de loca y excéntrica.
«La novela trata de trabajar un poco lo que fue mi vida en Córdoba del año 2000 a 2010 donde era estudiante y vivía todo ese momento intelectual o espiritual.[…]La novela surge de eso, de tratar de explicar esa conexión con otro mundo distinto, la capacidad de la poesía de llevarte a otro mundo», explica Lamberti.
Lamberti, juega con la ciencia ficción, fantasía y realidad, utilizando los ovnis, la poesía y la monstruosidad.
El autor, cuenta que siempre fue «de ver en Internet videos bizarros».
«Di con uno que era ‘Mi hijo es un extraterrestre’, de una mujer colombiana que decía q había sido abducida y que le habían implatado a a su hijo, entonces se me ocurrió mezclar esas dos cosas, mi interés por lo literario y por lo popular, que es la conexión con los extraterrestres. En un mundo donde no hay Dios, la idea d que haya contacto con otros seres de otros planetas, experiencias religiosas, la idea d la poesía como experiencia religiosa fue algo que se fue armando con los personajes», delinea.
El escritor, recuerda el pueblo cordobés Capilla del monte, un lugar que es famoso por la visualización de ovnis, concretamente desde un uritorco.
«Fui a cubrir el 1 de noviembre de 2011, que es 1-1-1, con un amigo q se llama Federico Falco, que es un gran escritor de subir al uritorco. Allí había una especie de profeta junto a 500 personas y estuve con mi amigo toda la noche en vela y me sirvió de información«, narra.
LA MATANZA DE KRUGUER
La matanza de Kruguer es la última novela de Lamberti, publicada en 2019.
En el relato, se retrata a un pueblo fundado por un alemán, donde conviven pocos habitantes en aparente estado de tranquilidad hasta que poco a poco va emanando un odio que estalla en locura y en una posterior carnicería.
«Yo creo que la civilización lo único que nos hace es ponernos límites, lo que hace el meteorito que esta fuerza extraña de otro planeta es romperlos y qué pasa si esos límites se rompen, qué pasa en un pequeño pueblo donde todo está bien, donde aparentemente todos se aman, todo es ordenador puro, pulcro, si de alguna forma se caen los límites sociales[…]Me interesaba explorar el terror desde la locura, expone el escritor.
Asimismo, agrega que lo que le da más miedo es «la idea de perder el control, de no saber lo que uno hace», y que él quería saber si el terror está puesto no en un monstruo, si no en el ser humano, «esa persona que vive contigo».
EL ARTE ,SUS LÍMITES (O NO) Y LO POLÍTICAMENTE CORRECTO
Tanto La maestra rural como La matanza de Kreguer, son obras muy perturbadoras y muy gráficamente descritas, especialmente esta última. Para el escritor, es muy importante en su literatura, salir del comportamiento y normas establecidas.
«Creo que estamos lidiando todo el tiempo con esas emociones que no son las que nos dictan la televisión, ni Internet, ni los gatitos que están dando vueltas en Facebook, siempre estamos lidiando con esas emociones y me parece que en ellas está lo verdaderamente humano, las emociones que se salen de lo correcto, me parece sano tenerlas, quien no ha querido matar a alguien y descontrolarse y romper su casa con un bate de beisbol», expone Lamberti
El escritor pone como ejemplo la pandemia y el encierro, en el que dan lugar a sentimientos que se salen de esas emociones dictadas.
«Tenemos que aceptar que a veces sentimos cosas es que no debemos sentir, q están fuera del rango, si algo te enseña escribir son nombrar esos términos, que vienen como en una especie de masa y de mezcla, uno a veces no puede distinguir entre la ternura el odio y la nostalgia«, asevera.
El autor, habla sobre el ensayo Danza macabra de Stephen King.
«Él explica que los escritores toman lo apolíneo, el pueblo chiquito donde todos son felices y ahí se pone el caos, la pulsión. King dice que los escritores de terror son agentes del status quo porque están nombrando lo que no hay que hacer», formula.
Lamberti es especialmente crítico con «esta época, donde hay una cultura de la cancelación y de lo políticamente correcto.
Según el escritor, de ahí viene «la famosa curva iracunda, donde alguien está pensando en que se diga algo que se salga para atacar».
Luciano tiene muy claro su opinión respecto al arte.
«El arte tiene que ser pertubador, tiene que jugar con cuestiones que no están en los medios, no puedes hacer un calco de lo políticamente correcto allí».
Preguntándole si alguna vez se ha autocensurado es muy tajante y responde que «el arte es libertad y si no es así es patético».
Lamberti cuenta algunos ejemplos de sus cuentos, como uno llamado Comido por las hormigas, donde habla de un pueblo racista y él escribió «desde la idea del racista, no del que condena el racismo», y esto le supuso achaques a él.
Confiesa, que a veces recurre a Google Reads y lee las opiniones sobre sus obras, lo que a veces le ha llevado a descubrir opiniones críticas.
No obstante, él se lo toma con ironía y declara que su psicólogo le dice que cuanto más le critiquen «más expuesto» está.
«Hay que hacer una coraza. Son tiempos donde cualquier persona puede decir cualquier cosa sobre otra», asegura.
EL PODER DE LA LITERATURA
«¿Qué hace un libro?» plantea el mismo Luciano.
El escritor, opina que depende mucho de la edad en la que se lee «por una cuestión ética», pero que hay libros que verdaderamente marcan
«Yo a veces me pregunto como lector y si un libro por un lado me entretiene como lector, es entretenimiento, pero si resuena en mí unos pasitos más allá de la lectura para mí eso es un buen libro», estima.
Para Lamberti, eso es lo más difícil de alcanzar.
«Uno escribe porque se le parte la cabeza», exterioriza.
Lo que es evidente, es todas las artes, están hechas para provocar sentimientos, evidentemente distintos y otros contradictorios.
Cuando alguien se desnuda frente a su creación, ahí es cuando se consiguió la obra, y eso pretende transmitir el escritor cordobés.