Britney Campbell sufrió de un abuso por parte de su madre. La pequeña ni siquiera era consciente y hasta aprendió a amar las prácticas que su mamá le enseñaba. Todo para conseguir entrar a los concursos de belleza infantil que deberían ser considerados tortura para las pequeñas.
Han salido muchos casos sobre lo mucho que han sufrido las menores a sus cinco o seis años. Estrés, anorexia, problemas de alimentación, y crisis de ansiedad por la presión que los padres ponen a sus pequeñas.
Uno de los casos que más causó conmoción fue el de Britney. Su madre de 34 años le transmitió la errónea idea que para impulsar su belleza debía inyectarse botox.
“Mucha gente pensará que soy irresponsable, pero yo sé que estoy haciendo lo mejor por mi hija. Algún día será modelo, actriz o cantante. Y cuando ella gane millones agradecerá lo que yo hice cuando era tan joven”, relató la madre de Britney para el diario británico The Sun.
Las consecuencias de su irresponsabilidad
Britney se levantaba todas las noches a mirarse al espejo para sí encontrar arrugas, y poder eliminaras con el botox.
“Cada noche me miro en el espejo en busca de arrugas. Si encuentro algunas, entonces quiero más inyecciones”, cuenta la pequeña.
Su madre es quien la inyecta el botox en la frente, los labios, y alrededor los ojos.
“Al principio lloraba, pero ahora ya no me hace casi daño”, termina la pequeña con orgullo.
Pero el botox es solamente uno de los muchos problemas. Cada mes la menor se somete a una depilación de axilas y pubis.
“Cuando voy a nadar o hago gimnasia, me siento como una supermodelo. Aunque pronto querré un aumento de pecho y una operación de nariz. ¡Solo así seré una estrella”, asegura Britney Campbell.
Las autoridades de San Francisco se vieron alertadas por este caso y lo investigaron. Luego de varias pruebas lograron quitarle la custodia de su hija por la falta de responsabilidad y el constante abuso que había tenido.
La madre se justificó al echarle la culpa a su hija de 8 años. Según sus declaraciones ella solamente estaba cumpliendo el capricho de la pequeña que se quejaba constantemente de sus arrugas.
Este tipo de concursos fomentan que las mujeres se obsesionen con su aspecto físico en lugar de su personalidad.