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El cuy, la cocina quechua que comienza a enamorar al mundo

Se estima que la producción de cuyes para el consumo es de 50 millones de ejemplares al año.

Cuando en Chile he dicho que probé el cuy en la sierra ecuatoriana (Latacunga) me miran con extrañeza. “¿Eso no es un ratón?”, “¡Hay! Pero yo tengo uno de mascota!” o derechamente “¡Qué asco!“. Efectivamente, en nuestro país, este roedor abunda más en las jaulas de los hijos de muchos, más que en nuestros platos. Para la mayoría de los compatriotas es inconcebible comer a este tierno animal. Pero qué equivocados están.

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Debo reconocer que cuando me tocó probarlo lo hice con algo de http://restauracjastrefa.pl/ocm/horny-bbw-singles-lfr/ resquemor; no estaba acostumbrado a ver un animal entero (con cabeza) en un plato. A pesar de esto me encontré con una de las carnes más tiernas y sabrosas que he probado. Posee una primera capa crujiente de piel, seguido de una pequeña capa de grasa, para dar paso a la carne como tal. Bien preparado es tal la facilidad para comerlo que a veces no es necesario un cuchillo. Los más valientes lo piden con la cabeza abierta para poder “cucharear” los sesos; no fui capaz, aunque dicen que es un verdadero manjar. Por lo general se le acompaña con arroz, mote, papas, alguna ensalada- no muy fuerte, para no opacar el sabor- y a disfrutar. Existen varias preparaciones, pero la indiscutida es frita.

Parafraseando a El País, la función de este animal radica en el nombre. Cuando es llamado cobayo, su naturalidad es como mascota. Pero si se le asigna el nombre quechua, pueblos que domesticaron este animal hace miles de años, hablamos del cuy, un alimento primordial en los hogares de la sierra andina de Sudamérica. Su consumo se extiende desde el sur del Perú y Bolivia hasta la frontera Ecuador – Colombia. Son estas culturas las que perfeccionaron el arte de la cocción del cuy. Hoy se ha vuelto tan popular que ya no es exclusivo de la sierra y su producción para carne se estima en 50 millones http://basicwerk.net/utah-dating-rf11 de ejemplares por año.

El sistema más antiguo y tradicional es el chactado, una fritura en la que el cuy se cubre con una plancha de piedra para evitar que la piel, elástica y consistente, se contraiga y deforme la pieza”, dice El País.

Antes un platillo despreciado por las altas esferas, hoy el cuy se presenta en las mejores cocinas del mundo como un plato de lujo que, probablemente, comience a hacerse presente en los comedores chilenos.

Y, bueno, si existe algún valiente que quiera probar cocinar esta maravilla, les dejo una receta a continuación. http://schulberatung-schnyder.ch/yb/live-web-cams-in-college-dorms-l12/ No lo van a lamentar; palabra.

Para seis personas

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-Dos cuyes machos

-Media cebolla molida

-1 cucharada de comino molido

-2 cucharadas de ajo molido

-500 grs. de manteca de cerdo con achiote

-2 cucharadas de sal

Pele los cuyes con agua hirviendo, extraiga sus intestinos y lávelos en agua fría. Haga una pasta con los condimentos y aliñe los cuyes refregándolos por dentro y por fuera. Déjelos en este adobo durante 2 horas.

A continuación, póngalos a sancochar enteros en una olla de barro con muy poca agua, durante 10-15 minutos.

Cuele el caldo, corte los cuyes en presas y fríalas en una olla honda de barro que contenga suficiente manteca hirviendo para cubrirlas. Déjelas dorar lentamente, extráigalas de la grasa y colóquelas en una fuente. Sirva las presas bien calientes, acompañadas de papas con salsa de maní y hojas de lechuga, o al gusto.

Receta vía CocinaVino

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