El pasado sábado 12 de diciembre se logró llegar a un acuerdo entre los 195 representantes que congregó la COP21 en París, en donde se firmó los principales puntos para combatir los efectos del cambio climático.
Este acuerdo que reemplazará en cuatro años más al actual Protocolo de Kioto, logró un consenso pleno en transitar hacia una economía baja en carbono y, principalmente, mantener el calentamiento muy por debajo de los 2 grados Celsius.
Pero, a pesar de que los acuerdos tiene un carácter vinculante, no todos los puntos negociados tendrán un carácter obligatorio, puesto que hay varios que no tienen sanción, sobretodo los que tiene relación con la reducción de gases, uno de los puntos más controversiales y que generó varias discusiones en el encuentro de París.
Con el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de los dos grados Celcius, los países firmantes se comprometieron a realizar revisiones periódicas en sus emisiones, excepto aquellos que ya habían prometido recortes hasta el año 2030, como China.
Sumado a esto, las partes establecieron una contribución mundial de 100.000 millones de dólares anuales para los países más vulnerables en la mitigación y adaptación al cambio climático.
En el caso de Chile, los compromisos acordados fueron los propuestos en el comienzo de esta reunión. Según indicó el subsecretario de Medio Ambiente, Marcelo Mena al medio La Tercera, Chile se comprometió a reducir en 30% sus emisiones hacia 2030, con un fuerte impulso a las energías limpias.
Es un objetivo de la economía completa, todos los sectores tienen que hacer un esfuerzo de acuerdo al impacto y las oportunidades que tiene cada uno.
Según indicó la autoridad que estuvo presente en los días de negociación en París, este compromiso no es una obligación para el país y sólo es “voluntario”, ya que no implica una sanción económica pero sí social ante la comunidad internacional.
Sin embargo, el punto exigible es la revisión de los compromisos cada cinco años:
Hay varios artículos que dicen ‘debe’, es decir, que debemos cada cinco años actualizar nuestra información de cómo van los compromisos, que debemos entregar cada cinco información sobre planes de adaptación y las necesidades que tenemos.
Para llegar a esta meta, el país tendrá que impulsar las Energías Renovables No Convencionales (ERNC), como la energía eólica y solar fotovoltaica en el sector energético y modificar la ley de ERNC, poniendo como meta que el 30% de la energía inyectada al sistema hacia 2030 sea renovable, además de aumentar su uso en la industria, la minería y en el sector agropecuario. Así lo indicó el subsecretario desde París:
La política energética es un corazón importante, hay una hoja de ruta trazada por el comité directivo en la cual se propone llegar al 70% de energías renovables al 2050, más el establecimiento de mercados de carbono o fortalecer el impuesto verde. La agenda de energía es un pilar importante de la estrategia climática.
En la actualidad, el ministerio el medio ambiente prepara un nuevo plan de acción al cambio climático – que será sometido a consulta pública en marzo de 2016- y una ley de eficiencia energética, donde además de exigir rendimientos mínimos para vehículos y electrodomésticos, tiene objetivos claros para las grandes empresas, lo que ayudará también a bajar las emisiones.