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Fallece Invictus, el oso rescatado de un circo

En marzo, este ejemplar fue rescatado con claras señas de maltrato animal; sus dueños le había extirpado su maxilar inferior.

El oso Invictus murió en la madrugada del pasado martes, debido a que su corazón no pudo resistir más pese a los cuidados de todas las personas que estaban a cargo de él.

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En marzo pasado salió la noticia del rescate de un oso negro, al cual sus propios dueños le habían extirpado el maxilar inferior. Debido a que no tenía parte de su hocico, Invictus no podía beber, ni comer alimentos sólidos. Él, junto con un tigre, un león y tres monos araña, fueron llevados de Yucatán al estado de Hidalgo, donde recibieron tratamiento para sanar su heridas.

Todos los animales fueron internados en la Unidad de Rescate, Rehabilitación y Reubicación de Vida Silvestre Bioparque Convivencia Pachuca, donde especialistas los evaluaron y dieron tratamientos específicos.

Cuando llegó el mes de juliom el oso Invictus — bautizado así por el poema de W.E. Heneley — fue sometido a tres cirugías mayores para reconstruir su maxilar con barras de titanio. Las intervenciones resultaron todo un éxito; en sólo 48 horas después de la última, ya era capaz de gruñir, masticar alimento y beber agua.

La reconstrucción del maxilar fue tan complicada que se necesitaron de más de 30 especialistas y se colocaron más de 80 injertos en la cara del oso.

 

El castigo para el circo que tenía en estas paupérrimas condiciones a Invictus fue la revocación de su licencia, un persecución penal y una multa por $700,488.90 MXN — $51.696 USD, aproximadamente —, señaló PROFEPA.

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El abuso animal es algo que tenemos que erradicar de la faz de la Tierra. Este tipo de espectáculos se basan en la asistencia de la gente; si podemos hacer conciencia y negar nuestra asistencia a todos los circos que tenga animales, dejará de ser negocio y se dedicarán a otra forma de entretenimiento.

No estoy diciendo que se eliminen los circos —yo personalmente disfruto mucho de las viejas artes de la gimnasia y de la magia —, pero todo esto funcionaría de mejor manera sin los animales, que sufren abusos todos los días. Osos, tigres, leones, elefantes, todos ellos golpeados, sin dientes, con enfermedades; esto tiene que acabar.

¡No al circo con animales!

Invictus

En la noche que me cubre,
tenebrosa como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma inconquistable.

En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino,
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

Más allá de este lugar de cólera y de lágrimas
donde yacen los horrores de la sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.

— William Ernest Henley

Descansa en paz, Invictus.

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