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El fracking no resolverá el cambio climático

Un estudio publicado por Nature muestra los posibles escenarios que viviremos en 2050, si continuamos con el uso de carbón o si pasamos al gas natural.

La fracturación hidráulica para obtener el gas de lutita es visto como el puente que nos llevaría a las energías renovables; dicen, disminuiría el uso de carbón que favorece al cambio climático. Esta idea que “venden” los gobiernos — como Barack Obama en Estados Unidos o Enrique Peña Nieto en México — se desmorona con un nuevo estudio publicado hoy por la revista Nature.

Para la investigación Impacto limitado en el cambio climático a escala decenal con el aumento del uso de gas natural, se ejecutaron un conjunto de modelos proyectando el uso de energía, la actividad económica y los sistemas climáticos hasta el año 2050.

De esta forma se encontró que el paso al gas natural resulta inútil como solución al cambio climático, a menos que se acompañe de políticas que desalienten el uso de carbón y promueva la inversión en energías renovables.

“En la ausencia de políticas que ayuden al gas natural a jugar un papel positivo, las cosas no serán mucho mejor. […] Es una especie de lavado.”, dice Jae Edmonds, jefe científico del Joint Global Change Research Institute, quien participa en el estudio.

De acuerdo al artículo, para 2050, la temperatura global superará el límite internacional acordado de 2 grados centígrados en ambos escenarios, utilizando energía convencional o gas natural. Esto quiere decir que, apostar sólo a gas natural aún cuando desplace al carbón, no tendrá efecto en el cambio climático.

De acuerdo con los científicos, esto se daría por dos razones:

  1. El gas natural tomaría parte del mercado de las energías renovables. Aún cuando la huella ambiental del gas natural es menor que la del carbón, no es tan baja como las energías eólica, solar o nuclear — aunque cada una tiene sus consecuencias, como bien sabemos.
  2. El uso de gas natural a bajo precio y sin nuevas políticas de energía, significa que el consumo total de energía aumenta, lo cual elimina cualquier ventaja de disminuir el consumo del carbón.

En otras palabras, si no existen leyes que promuevan el uso de energías renovables, que impulsen su desarrollo de forma consciente, el cambio al gas natural no servirá de nada.

En cuanto al debate del metano, aún cuando se solucione este problema, la extracción de gas natural no detendrá el cambio climático, ni servirá como puente a otras opciones, por las razones antes mencionadas. Por otro lado, si mantenemos el uso del carbón, estaremos prácticamente perdidos. ¿Entonces?, ¿qué debemos hacer?

Ray Pierrehumbert, geofísico de la Universidad de Chicago, sostiene que los movimientos anti-fracking están mal planteados. En lugar de exponer al metano como una de las razones, dice, deberíamos enfocarnos a políticas climáticas; su sugerencia es pedir al gobierno que implemente un impuesto de uso al gas natural, cuyas ganancias sirvan para promover el desarrollo de energías limpias.

Hay que destacar que estudio no considera los efectos que causa el fracking en el ambiente; la contaminación en los suelos y en el agua, el uso de agentes cancerígenos, ni los efectos a la salud de las personas cercanas a los pozos, sean trabajadores o hasta comunidades — los argumentos más importantes para el movimiento anti-fracking.

Entonces, debemos pedir que se invierta más en energías limpias (verdaderas) y que se otorguen incentivos en su uso. Existen lugares que han logrado dar el paso a las energías renovables; deberíamos estudiar estos casos de éxito para generar propuestas que nos lleven hacia el mismo camino. En tanto, lo mejor será reducir nuestra sed de consumo — claro, sí se puede.

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