Hace un tiempo, alguien me dijo que le gustaría ser vegetariano por todo lo que había leído sobre la producción de carne y el sufrimiento de los animales en el proceso. Sin embargo, a pesar de conocer todo eso, no podía resistirse a comer una hamburguesa o un asado.
Bueno, muchas veces las personas no tenemos la suficiente fuerza de voluntad para dejar de comer carne de una sola vez (como mi amigo que quiere ser vegetariano, pero no puede), pero sí podemos hacer cambios pequeños en nuestra dieta que ayudan poco a poco al medio ambiente.
Primero, debes saber que la carne que más contamina el medio ambiente es la de vaca, y no solamente por la cantidad de metano que produce cada bovino sino que por todo el camino que hay entre que es un pequeño ternero hasta que está cocinado en tu plato, por lo tanto, intenta disminuir la carne de vaca a una o dos veces por semana.
Las carnes más contaminantes son la de vaca y oveja, luego le sigue el cerdo y el pollo, que es la carne que menos contamina. Así que si quieres disminuir tu huella de carbono, es mejor comer carne de pollo que de vacuno.
También puedes adoptar la buena práctica del lunes sin carne, un día vegetariano para ayudar al planeta, y cuando ya tengas dominado el lunes sin carne, puedes agregarle un martes, miércoles, y así cada día, hasta quizás, ser vegetariano durante los días hábiles. Después de todo, cortar cinco días a la semana es reducir en un 70% tu consumo de carne. Si todos comiéramos la mitad de carne, sería como si la mitad fuéramos vegetarianos.
Así que si no puedes dejar la carne, no te atormentes, que para ayudar al planeta quizás no tengas que hacer un cambio tan radical, pero sí puedes colaborar de a poco y de acuerdo a tus posibilidades, y sólo dejar de comer carne algunos días a la semana.