En 1950, el Tíbet fue invadido por la China comunista para, según el gobierno, liberarlos de los extranjeros que estaban en la zona y de la jerarquía religiosa que gobernaba dicho país. Desde entonces, el Gobierno chino comete acciones atroces contra el pueblo tibetano, quienes, desesperado por que se respeten sus derechos humanos, escapan hacia la India cruzando los Himalayas, en un viaje que muchas veces es mortal debido al frío extremo o a los francotiradores chinos que están en las montañas.
Las medidas tomadas por el gobierno chino para “proteger y mejorar” económicamente el Tíbet, lo que realmente han hecho es destruir las creencias y el medio ambiente del país, es por eso que hay un movimiento llamado Free Tíbet, que pide la libertad del pueblo tibetano para decidir su propio destino, que sus derechos humanos sean respetados y que el medio ambiente sea cuidado.
Los grandes bosques fértiles con alturas de hasta 30 metros que se encuentran al sur del Tíbet, son talados indiscriminadamente en pro del “desarrollo”. El Tibet había mantenido 25,2 millones de hectáreas de bosques hasta 1959 y esto ha declinado a 13,57 millones de hectáreas solo en 1985, lo que significa el 46% de destrucción, y no sabemos cuánto bosque quedará hoy en día.
La tala indiscriminada, la minería y la mala práctica de la agricultura que ha implementado el Gobierno chino, han provocado la erosión de los suelos, grandes inundaciones y hambruna. De acuerdo a estimaciones chinas, aproximadamente 120 mil kilómetros cuadrados en China y Tibet se han convertido en desiertos como resultado de la actividad humana, y los granjeros son forzados a comprar y usar fertilizantes e insecticidas para sus cultivos.
Antes de la invasión china, existía una estricta prohibición de caza de animales salvajes en el Tíbet, la cual ha sido totalmente pasada por alto, lo que llevó a que animales hermosos como el Leopardo de las Nieves esté en peligro y actualmente hayan tenido que firmar un decreto para protegerlo.
Hacia 1993, todos los manantiales de agua fresca del área se secaron y los aldeanos tibetanos fueron forzados a tomar agua del lago lo que resultó en diarrea, perdida de cabello y enfermedades de la piel, todo esto debido a la construcción de una hidroeléctrica en el Lago Yamdrock, uno de los “proyectos de desarrollo” más insostenibles y catastróficos para el medio ambiente.
No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras una gran potencia mundial, como es China, atenta contra los tibetanos. Informémonos y solidaricemos con este pueblo que lleva tanto tiempo sufriendo. “La opresión de un pueblo atenta contra la libertad de todos los pueblos del mundo”.