La cultura brasileña mezcla características indígenas, africanas y portuguesas y esta riqueza se ve reflejada en su variada gastronomía. A estas tres raíces se suman influencias más jóvenes de las cocinas alemana, española y japonesa, que los inmigrantes han ido fusionando poco a poco con los platos locales. Como resultado, la cocina brasileña junta lo mejor de muchos mundos y definitivamente no te la puedes perder.
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Sin embargo, la gran extensión del país hace que los platos sean distintos en cada región. Aún así, los ingredientes más comunes son los pescados y mariscos, la carne vacuna, la de cerdo y el pollo, las frutas tropicales, la mandioca y los porotos (alubias). Quizá si hubiera que nombrar un plato típico de todo Brasil sería la feijoada, que es un plato con frijoles, carne seca, y todas las partes del cerdo, incluidas la trompa y las orejas, que se acompaña con arroz blanco. ¡Y sabe todavía mejor de lo que suena! Claro que muchos restaurantes, pensando en los turistas quisquillosos, le ponen solamente tocino y longaniza.
La manera en que se creó esta fusión gastronómica es muy interesante. Digamos que los esclavos de origen africano aprendieron las técnicas de la cocina indígena y la adaptaron a los platos portugueses. Fue necesario, por supuesto, cambiar algunos ingredientes que no se conseguían en el nuevo mundo por otros, como en el caso de la canja, caldo de gallina que ahora se hace con pollo de campo.
Otros platos típicos son el pirarucu de casaca, el tacacá, el açaí, y el pato no tucupi. Toma nota y ¡pruébalos todos en tu siguiente visita a Brasil o a un restaurante brasileño! Fútbol y comida son dos pasiones que combinan bien.
