Probablemente no les pongas mucha atención hasta que se te acercan y, aunque es un insecto de lo más trabajador, su labor por lo general pasa desapercibido. Te voy a dar una pista: polinizan gran parte de los alimentos que consumes. Así es, la labor de las abejas es tan importante en el mundo que no queremos imaginarlo sin ellas.
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Desde hace varios años las poblaciones de abejas se han visto afectadas por el llamado Trastorno de Colapso de Colonias (CCD, por sus siglas en inglés) pero por primera vez se encuentra una evidencia sólida contra el culpable de la muerte de millones de abejas.
Anteriormente se especulaba que el CCD podría ser causado por los neonicotinoides, una clase de insecticida que daña el cerebro de estos insectos e inhibe su sistema nervioso. Luego de un periodo de excitación, las abejas finalmente se paralizan y mueren. Ahora se ha comprobado su relación directa.
Los comportamientos generados por el CCD incluyen una conducta impredecible, abandono de las colmenas en invierno sin regresar, entre otras. No es raro si se toma en cuenta que la exposición al pesticida actúa sobre sus neurotransmisores. Si los humanos expuestos a pesticidas han experimentado enfermedades relacionadas a ellos, no extraña el colapso de las colmenas.
Científicos de la Universidad de Harvard publicaron en un artículo que confirma la relación entre los neonicotinoides y el CCD. Realizaron un estudio en 18 colonias en tres lugares del centro de Massachusetts de octubre de 2012 a abril de 2013.
El experimento se llevó a cabo en 3 grupos de 6 colonias que fueron tratados cada uno con un pesticida neonicotinoide diferente, imidacloprid, clotianidina y un grupo de control que no fue tratado con ningún tipo de insecticida.
Durante los meses de invierno, hubo un descenso en la población que es típico en las colmenas durante el frío, pero a partir de enero de 2013 el aumentaron como se esperaba excepto en aquellas tratadas con neonicotinoides. Las colmenas tratadas con el pesticida disminuían gradualmente hasta perder 6 de cada 12, mientras que sólo una del grupo control se perdió.
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Las colonias expuestas al insecticida se perdieron con características típicas del CCD; es decir, abandonaron la colmena mientras que al interior de la colmena de control que se perdió se encontraron miles de abejas muertas, al parecer, por un parásito.
Como conclusión, la exposición a neonicotinoides en combinación con bajas temperaturas provoca la muerte del 50% de colonias por CCD y en un estudio previo esta tasa era mucho más alta, lo que nos lleva a pensar que estos dos elementos en conjunto hace aún más severa la muerte por esta causa.
Es curioso que con el afán de proteger nuestros cultivos, dañamos a los responsables más directos de su existencia. Los neonicotinoides deben dejar de utilizarse o en poco tiempo los fríos extremos causados por el calentamiento global más los pesticidas podrían agravar la crisis alimentaria en el mundo que ya es grave en sí misma.
Fuente: We May Have Solved the Mystery of the Dying Bees (io9)