El merengue es una mezcla de claras de huevo y azúcar que se puede hornear en varios tamaños y formas. Incluso se pueden usar como bases de tartas y rellenarlos de cheesecake o helado, o hacer varios planos para hacer un pastel tipo dacquoise.
Sea cual sea la receta de merengue que vayas a hacer, hay algunos consejos que debes tomar en cuenta para que queden perfectos. Toma nota:
- Asegúrate de que el azúcar está perfectamente disuelta, para esto agrega siempre 2 cucharadas a la vez y no agregues las siguientes hasta que se haya integrado completamente. Si no estás seguro de haber logrado el punto, toma un poco de mezcla entre dos dedos: no debe sentirse el azúcar, o “corta” las claras con un cuchillo, éste debe dejar una línea limpia, sin que las claras se adhieran a él.
- Debes batir hasta que las claras formen picos duros y brillantes (este toque se lo da el azúcar) al levantar el batidor. Si paras antes de eso se caerán en el horno.
- Para las recetas que llevan la proporción de 3 claras de huevo por 3/4 de taza de azúcar, el tiempo de batido es de unos 15 minutos para disolver bien todo el azúcar, así que hazlo de preferencia con una batidora eléctrica.
- Siempre hornea a bajas temperaturas (100-130ºC) para que los merengues se sequen sin dorarse demasiado.
- Asegúrate de que el globo para batir está perfectamente limpio y seco y bate las claras en un tazón de vidrio o metal, pero nunca de plástico.
- Asegúrate también de que no hay ni el más mínimo rastro de yema en las claras que vas a utilizar.
- Bate primero las claras hasta que formen picos suaves y después comienza a agregar el azúcar: si ésta se añade demasiado pronto, nunca alcanzarán el punto deseado.
- Para darle forma al merengue con la parte de atrás de una cuchara o con el dedo, mójalos primero y así evitarás que se levanten picos al retirarlos.
Ahora sí, prepara unos merengues perfectos y recuerda que no deben almacenarse en el refrigerador.