En Wirikuta nació el sol y es el lugar dónde se mantienen encendidas las velas de la vida. Esto de acuerdo a la cosmovisión de uno de los pueblos indígenas en México, los wixárikas o huicholes.
Los miembros del pueblo Wixárika (se pronuncia wirrárica) viven en lo estados de Jalisco, Nayarit, Zacatecas y Durango, pero cada año realizan una peregrinación a distintos sitios sagrados en los 4 puntos cardinales y en el centro de la región, incluyendo Wirikuta en el estado de San Luis Potosí.
Esta peregrinación intenta recrear el caminar de sus dioses, quienes fueron guiados por el abuelo fuego, Tatewari. Cuando ahí llegaron, el venado elevó con sus cuernos el disco solar, dándole luz al mundo. Durante su caminar de Jalisco a San Luis Potosí, los chamanes (maraka’ames) van recolectando peyote, que les servirá cuando lleguen a Wirikuta como medio para clarificar que es lo que deben hacer para asegurar la existencia del pueblo huichol, por lo que es un lugar fundamental para esta cultura.
También es un lugar con gran importancia ambiental. Fue decretada como Área Natural Protegida, en la modalidad de Sito Sagrado Natural por el gobierno del estado de San Luis Potosí en 2001.
Es un sitio megadiverso de 140.211 hectáreas, en el que existen varios suelos y microambientes. Ahí podemos encontrar especies amenazadas como el águila real y otras como el peyote, que se caracteriza por ser una planta sagrada para los pueblos originarios de América Latina.
Desde hace un par de años, Wirikuta ha sido protagonista de un ardua defensa de los huicholes ante el otorgamiento de 55 concesiones de exploración y explotación minera a empresas canadienses. Afortunadamente, la batalla legal ha sido exitosa y éstas se encuentran suspendidas, pero el riesgo aún está presente.
Te compartimos este video time-lapse para que conozcas la belleza de este lugar que está en peligro. Conócelo, respétalo y defiéndelo.
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