Los apicultores del sureste mexicano enfrentan una de sus peores pesadillas. De acuerdo a un estudio reciente, se ha detectado la presencia de polen de soya transgénica en miel mexicana. Con esta noticia los productores enfrentarán una “crisis anunciada“ en el momento que el gobierno aprobó los cultivos genéticamente modificados en la región.
Los procesos naturales y el tiempo actuaron de la mano para que la miel se viera afectada. Así tal cual, de manera orgánica, sistemática… natural. ¿Cómo podrían evitarlo?
Todo comenzó cuando Alemania rechazó la venta de miel mexicana en su territorio. Debido a esta reacción, investigadores de México y Estados Unidos — del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, El Colegio de la Frontera Sur, la Universidad Autónoma de Yucatán y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) — encargaron un estudio al laboratorio alemán Intertek.
Se enviaron nueve muestras de miel producida en Campeche, la misma que fue rechazada. Entre ellas, dos muestras dieron positivas a polen plantas genéticamente modificadas. Los resultados se publicaron en la revista Scientific Report, dando sustento al más grande temor de la apicultura mexicana. El monstruo de los transgénicos ha comenzado a dejar los estragos que tanto temían; y, todavía, lo que se viene.
Consideremos que México es el cuarto productor de miel y el quinto exportador a nivel mundia. El 80% de la producción se exporta a la Unión Europea, un cliente seguro que está apunto de desaparecer por una simple razón: en dicha zona está prohibida la importación de productos que tenga rastros de transgénicos.
De ocurrir un efecto dominó, se romperían tratos comerciales de miel con Europa. Afectaría a más de 25 mil familias, en su mayoría indígena, que trabajan con la miel en los estados de Yucatán, Chiapas y Campeche.
David Roubik, científico líder en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, hace énfasis que este estudio se debe manejar con cautela, para determinar si el efecto aplica a otras regiones.
Las colonias de la abeja actúan como indicadores ambientales extremadamente sensibles. Las abejas de una sola colonia pueden reunir recursos de néctar y polen de flores en un área de 200 kilómetros cuadrados. Con una economía basada en la agricultura de subsistencia asociada con la producción de miel, las implicaciones sociales de este nuevo análisis pueden generar grandes discusiones pues tiene implicaciones profundas para la apicultura en general.
A pesar de todas las advertencias y las protestas realizadas ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en mayo de 2012 se dio la autorización para el cultivo comercial de transgénicos. Así la semilla modificada ha ganado terreno en el país y, en tan poco tiempo, la amenaza se ha hecho realidad.
Fuente: Hallan en muestras de miel de abeja mexicana polen de soya transgénico (La Crónica)