Una de las cocinas más pintorescas es la chilota. Su origen está en la fusión de platos de la gastronomía mapuche y española, además de la mezcla con preparaciones argentinas, debido a la cercanía geográfica.
Se caracteriza por la papa como ingrediente principal, junto con mariscos, pescados, vacuno y mariscos. Algunos platos típicos son la cazuela chilota, que tiene dos formas de preparación: una es con cholgas secas, además de piures y repollos, mientras que la otra alternativa cambia los productos del mar por carne de vacuno o cordero, arvejas, luche y papas.
Otra preparación tradicional son los chapaleles, que sirven para acompañar otras comidas y están hechos en base a una masa de harina con papas, que se puede cocer en agua o en el curanto.
Este último es, quizás, el plato más conocido de la isla, debido a la cantidad de ingredientes y particular preparación, pues se cocina cavando un hoyo en la tierra, con piedras calientes que cocinarán diversos alimentos, como mariscos, canres, papas y milcaos. Cada uno se cubre con hojas de nalca (cuyos tallos saben muy bien con sal) y se cocina al vapor por una hora y media, aproximadamente, con un toque ahumado. Ya que la preparación del curanto es de largo aliento, es una experiencia y evento social, se utiliza como comida oficial en celebraciones y tradiciones como las mingas. Otra forma de es prepararlo en olla y recibe el nombre de Pulmay. Al ser cocinado en recipiente, se conserva el caldo y se sirve en otro plato, junto a los ingredientes cocidos del curanto.