Buenas noticias para la biodiversidad mexicana —y para los amantes del tequila, el mezcal y el pulque—. Después de 21 años de seguimiento, el murciélago magueyero menor (Leptonycteris yerbabuenae), uno de los principales polinizadores de diversas especies de agave, saldrá de la lista oficial de especies en riesgo.
Esta decisión se da gracias al trabajo de Rodrigo Medellín Legorreta —investigador del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México—, quien ha estudiado de cerca esta y otras 20 especies de quirópteros que viven o cruzan por México en sus rutas migratorias.
Leptonycteris yerbabuenae es muy importante para el país porque se alimenta del néctar y polen de las flores de los agaves tequileros, pulqueros y mezcaleros, así que son responsables de que tengamos esas plantas tradicionales de nuestros ecosistemas, a las que durante millones de años han polinizado
Estos murciélagos ingresaron a la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT en 1994, como especie amenazada. En la actualidad, la población de esta especie se encuentra estable gracias a las acciones tomadas para su rescate y repoblación.
Hemos seguido a 13 colonias distintas, desde Chiapas y Puebla hasta Sonora y podemos confirmar que las poblaciones ya están recuperadas, pues sus refugios tienen colonias estables o aún en crecimiento.
El murciélago magueyero mejor habita desde el suroeste de Arizona y Nuevo México, en Estados Unidos — donde se le considera en peligro de extinción desde 1984 —; pasa por el centro y oeste de México, para llegar a Guatemala y El Salvador, por el Pacífico.
Este caso de éxito requirió años de estudio, investigación de las poblaciones y un especial impulso a la educación ambiental.
Realizamos muchas actividades de educación ambiental en las comunidades humanas que coexisten con estos murciélagos, para incrementar la conciencia de la gente respecto a la importancia de estos mamíferos. Trabajamos en escuelas con niños, maestros y adultos.
El trabajo de Medellín es un claro ejemplo que, con esfuerzo y dedicación, se puede lograr la preservación de una especie amenazada. Algo que no se da de la noche a la mañana, sino con décadas de análisis, observación y, en especial, con programas de educación ambiental que den a conocer la importancia de estas especies en el entorno.
Fuente | Foto: Campus México
